La Razón (Cataluña)

El 1-O: la desmoviliz­ación del independen­tismo

► Pinchazo en las marchas de la ANC, con casi la mitad de afluencia que en 2019

- Cristina Rubio - BARCELONA

Hoy la cita es en Barcelona, donde las entidades pondrán el foco en Puigdemont 24 horas antes de su vista

El 1-O ha servido para evidenciar la desmoviliz­ación del independen­tismo, incapaz de acercarse a cifras de antaño en el cuarto aniversari­o del referéndum ilegal. Ni la Assemblea Nacional Catalana (ANC), la gran dominadora de la calle en la última década, ha logrado agitar de nuevo un movimiento desnortado por la pugna política entre ERC y Junts. El objetivo inicial de este otoño era recuperar el pulso de las bases, y vistas las concentrac­iones de ayer el pinchazo es evidente: la entidad organizó tres marchas distintas en Girona, Tarragona y Lleida de varios kilómetros de recorrido, y ninguna ni se acercó a la afluencia de público de 2019, el año anterior a la pandemia. La gerundense fue la mayoritari­a con cerca de 7.000 personas según la organizaci­ón, cuando dos años atrás –y en vísperas de la sentencia del «procés»– esta cifra rebasó los 12.000 asistentes en la cita en Girona.

Y eso que la ANC quiso dar una fuerte carga simbólica a la protesta, que partió desde Sant Julià de Ramis, el pueblo donde tenía su domicilio Carles Puigdemont y tenía previsto votar en el referéndum ilegal de 2017, y también pasó por la capital gerundense, uno de los bastiones del independen­tismo social y político.

Tampoco en las otras marchas hubo una afluencia destacada, con tramos en los que había medio millar de manifestan­tes pese a coincidir en fin de semana. Los dirigentes de los distintos partidos no participar­on y sólo se acercó el expresiden­t de la Generalita­t Quim Torra. Una desmoviliz­ación notoria que dista mucho de los momentos álgidos del «procés» a la que hay que sumar el perfil bajo de los actos del viernes 1-O, salvo las algaradas de última hora de los CDR y el acoso contra la Policía y los Mossos.

Pese a querer poner el acento en la participac­ión, la propia presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, alertó precisamen­te al independen­tismo contra el peligro de desmoviliz­ación y contra la «pseudonorm­alidad», un discurso que repite e los últimos meses a raíz de las disputas entre partidos y la nueva etapa de negociació­n entre Esquerra y el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos. De hecho y a pesar del pinchazo del 1-O, Paluzie no dudó en volver a exigir a los partidos la declaració­n unilateral de independen­cia, una clara enmienda a la estrategia del Govern de Pere Aragonès a favor de la negociació­n y el pacto con la mesa de diálogo en el centro de su hoja de ruta.

Hoy, la cita es en Barcelona con una manifestac­ión a lo largo de la avenida Diagonal que culminará con un acto político en el centro de la capital catalana. Un cónclave en el que sí está previsto que participen las distintas formacione­s del independen­tismo. Sin embargo, el objetivo de las entidades –en especial de Consell per la República– es poner en el foco a Carles Puigdemont y cargar contra el Estado en vísperas de su declaració­n en Cerdeña.

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EFE Una de las marchas independen­tistas de la ANC de ayer

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