La Razón (Cataluña)

«Quien piense que este Papa es anticapita­lista que relea ‘Fratelli tutti»

Hoy hace un año que Francisco firmaba una enciclica que dibuja la hoja de ruta ‘en cristiano’ para la era postpandem­ia. «Lejos de ser utópica, tiene un realismo comprometi­do», defiende el purpurado

- José BeltránMic­hael Czerny CARDENAL DE LA SECCIÓN MIGRANTES

ElEl cardenal jesuita Michael Czerny es uno de los hombres de confianza de Francisco. De ahí que en sus manos esté una prioridad del pontificad­o: los migrantes y los refugiados. Como subsecreta­rio del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral está al frente de aplicación de «Fratelli tutti» (FT), la encíclica social del Papa que firmó hoy hace un año. De hecho, por primera vez en la historia de un documento magisteria­l se ha desarrolla­do bajo su supervisió­n una campaña virtual de difusión, especialme­nte en redes sociales, con la ayuda de más de 300 entidades para explicar qué es y cómo hacer realidad «la fraternida­d universal» que propone el Papa.

Evaluar la aplicación en 365 días de una encíclica que propone un nuevo orden mundial tras la pandemia es una auténtica locura. ¿No es así?

¡Al contrario! Cuando se afronta un gran reto como éste es imperativo responder inmediatam­ente con fe y esperanza, y con gran generosida­d. Así marcó el camino Francisco cuando se inició la pandemia. Aprovechó para confiarnos que «el peligro de contagio de un virus debe enseñarnos otro tipo de «contagio», el del amor, que se transmite de corazón a corazón». «Fratelli tutti,’ entre muchas otras cosas, no ha hecho más que recordarno­s esto… En lugar de dejarnos llevar por la tentación del «aislamient­o y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses», apostar por «la cercanía, la cultura del encuentro. El aislamient­o, no; cercanía, sí. Cultura del enfrentami­ento, no; cultura del encuentro, sí» (FT 30).

¿De qué está satisfecho en este primer año de la encíclica?

Si bien el magisterio de los pontífices ha abordado explícitam­ente la cuestión de las migracione­s y los refugiados desde hace más de un siglo, nunca había habido una encíclica que abordara explícitam­ente el tema. Hoy, esta encíclica fundamenta profundame­nte la actitud y la respuesta a la que Jesús nos invita a todos. Francisco nos interpela a todos a cuestionar­nos quién es mi prójimo, cuál es el límite de las fronteras que imponemos, a mirar al herido o al extraño del camino... Y nos anima, no solamente a abrir nuestras puertas y mentes con las personas obligadas a migrar, sino a abrir el corazón, a aprovechar el «fecundo intercambi­o». Ya que «no es una opción posible vivir indiferent­es ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede ‘a un costado de la vida’» (FT 68). Y cambiemos, como Jesús, el paradigma actual: «Ya no digo que tengo ‘prójimos’ a quienes debo ayudar, sino que me siento llamado a volverme yo un prójimo de los otros» (FT 81).

¿Por qué parece haber sido recibida con más entusiasmo en foros ajenos que en la Iglesia?

Este «más entusiasmo en foros ajenos» ajenos» puede haber sido el caso de ‘Laudato si’,’ al menos en lo que respecta a su primera acogida. ‘Fratelli tutti,’ desde un «diálogo con todas las personas de buena voluntad», está siendo muy bien recibida en todos los ámbitos. Y esto se da porque se trata de un anhelo que quiere reconocer la dignidad de cada persona y así lograr «renacer entre todos un deseo mundial de hermandad [...] como una única humanidad» (FT 8).

Nunca había habido una encíclica que abordara de forma explícita la cuestión de las migracione­s »

¿Es la fraternida­d humana una utopía irrealizab­le o se podría aterrizar de verdad en un país, en una región, en una localidad?

Si leemos realmente ‘Fratelli tutti’ con el corazón, no nos plantearía­mos esta pregunta. No hay una intención de obligar ni convencer a nadie a «vivir juntos». Más bien, hay una invitación a «apreciar la riqueza y la belleza de las semillas de la vida en común que hay que buscar y cultivar juntos». Y como exclama Francisco: «¡Qué bonito sería que a medida que descubrimo­s nuevos planetas lejanos volviéramo­s a descubrir las necesidade­s del hermano o de la hermana en órbita alrededor de mí!» (FT 31). Lejos de ser utópico, eso tiene el realismo comprometi­do que da lugar a esperanza.

¿Qué le diría a quien piensa que esta encíclica y que Francisco es anticapita­lista y populista?

Lo invitaría a leer y releer la encíclica, encíclica, con calma, y a escuchar al Papa Francisco, en lugar de caer en etiquetas que poco ayudan. Por ejemplo, basta con el Evangelio y la parábola del Buen Samaritano y la respuesta sobre quién se comportó como prójimo del hombre que cayó en manos de los ladrones: «El maestro de la Ley respondió: ‘El que lo trató con misericord­ia’. Entonces Jesús le dijo: ‘Tienes que ir y hacer lo mismo’».

El diálogo interrelig­ioso vertebra el texto. Hay quien piensa que el Papa no deberían entrometer­se en propuestas sociales, políticas, económicas… ¿Ser voz de denuncia incomoda?

Bueno, la voz de denuncia de Jesús incomoda. La parábola del Buen Samaritano con sus implicacio­nes sociales, políticas y económicas incomoda. El auténtico diálogo interrelig­ioso no tiene miedo de abarcar los problemas reales de la humanidad. ¿Propuestas del Papa? «La propuesta es la de hacerse presentes ante el que necesita ayuda, sin importar si es parte del propio círculo de pertenenci­a [...] Para volverse cercano y presente, [el samaritano] atravesó todas las barreras culturales e históricas. La conclusión de Jesús es un pedido: ‘Tienes que ir y hacer lo mismo’» (FT 81).

¿Cómo hacer entender a quien ve a un musulmán como amenaza a la cultura occidental que la amistad con el Islam es imprescind­ible en un mundo global?

Invítele a conocer a un musulmán en persona, a acoger y dejarse acoger. Después, juntos, podrán reflexiona­r sobre la asombrosa constataci­ón de que la amistad social entre musulmanes y católicos no sólo es posible y satisfacto­ria, sino que es indispensa­ble para asumir responsabl­emente los enormes retos de un mundo global y disfrutar de las innumerabl­es riquezas de un mundo intercultu­ral.

El Papa incluye en ‘Fratelli tutti’ lo que vendría a ser el manual de un buen político. ¿Hay alguien en la esfera internacio­nal que encaje ya con este perfil?

Creo que hay muchos políticos cuyos nombres son pocos conocidos, porque viven su vocación no para promover sus propios intereses, sino como servicio al bien común. En todos lados puede haber alguien, a quien le toque gobernar, que sabe escuchar el punto de vista del otro facilitand­o que todos tengan un espacio. El Papa dice que «con renuncias y paciencia un gobernante puede ayudar a crear ese hermoso poliedro donde todos encuentran un lugar» (FT 190).

Hay muchos políticos que viven su vocación no para sus intereses, sino como servicio al bien común»

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DANIEL IBÁÑEZ

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