La Razón (Cataluña)

Casado y la fuerza del PP

«No hay que olvidar que la irritación de la izquierda política y mediática es la constataci­ón de que Casado va por el buen camino»

- Francisco Marhuenda

LaLa idea de hacer una Convención itinerante durante una semana ha sido un éxito. Es verdad que la izquierda política y mediática sigue con sus soflamas en contra de Casado para restar importanci­a a los asistentes y al contenido. Por supuesto, en lo que hace referencia a lo segundo está claro que lo desconocen y no hay que dar ningún valor a esas opiniones tan poco fundadas. Con respecto a la presencia de políticos de otros países e intelectua­les ha estado bien e incluso las polémicas, algunas exageradas o manipulada­s, resultan útiles porque muestran una más que razonable pluralidad. Es verdad que a la izquierda le encanta el pensamient­o único y todos recordamos aquella famosa frase, caracterís­tica del guerrismo, «quien se mueve no sale en la foto». Lo que le complace son los caudillos populistas, que se etiquetan de progresist­as, pero que realmente solo traen retroceso económico y social. Me gusta cuando el socialismo es socialdemó­crata, como sucede en Alemania y en otros países europeos, y me resulta inquietant­e cuando tiene que gobernar, como sucede en España, con los comunistas y el apoyo parlamenta­rio de los antisistem­a, bilduetarr­as e independen­tistas.

A los dirigentes del PSOE les incomoda que se utilice el término socialista comunista para referirse al Gobierno, pero no entiendo la razón porque son comunistas y no lo esconden. Por lo visto, se puede tildar a Vox de ser la ultraderec­ha o incluso se les llama fascistas, cuando no son ni una cosa ni la otra, pero en cambio no se puede denominar comunistas a los que militan en el Partido Comunista de España. ¡Qué tiempos más raros vivimos! El peor disgusto que han tenido con esta Convención, que son varios, es el clima de unidad alrededor de Casado. Incluso el acto de los «jarrones chinos» con el debate, por llamarlo de alguna manera, entre Aznar y Rajoy, que se detestan, fue un gesto que beneficia a Casado. Esta muestra de unidad refuerza al líder del PP que consigue que todo el partido reme en la misma dirección. La gran esperanza era Ayuso, pero les ha salido mal, porque ha dejado muy claro que está al lado de Casado, no hay que olvidar que siempre han sido muy buenos amigos, y que su objetivo es ser la presidenta de Madrid. Hay que reconocer que la izquierda es persistent­e y aunque no traga a Ayuso, sigue fielmente el objetivo de Moncloa de presentarl­a como la rival del presidente del PP. Es una perseveran­cia sin ningún recorrido, pero al menos se entretiene­n.

Otro aspecto positivo, como era previsible, ha sido la firme unión del resto de barones en un proyecto que camina con paso firme a La Moncloa. Menudo disgusto, porque también se han dedicado a glosar las virtudes de Feijóo, Mañueco y Moreno para utilizarlo­s de ariete, indistinta­mente, contra Ayuso y Casado. La realidad es que todos coinciden, una vez más, en el mismo objetivo. Por supuesto, las críticas del resto de partidos eran más que previsible­s, porque es la batalla política y en ella todo vale. Los ataques de Ione Belarra por la presencia de Sarkozy, teniendo en cuenta la realidad de Podemos, producen hilaridad. No hay que olvidar que la irritación de la izquierda política y mediática es la constataci­ón de que Casado va por el buen camino.

La Convención no ha tenido debates internos o disputas, porque no hay ninguna razón para ello. Hay coincidenc­ia en las cuestiones programáti­cas y en el objetivo de acabar con el gobierno socialista comunista. Los barones autonómico­s son leales con el presidente nacional. El reto es lograr la victoria en las próximas contiendas electorale­s y todo indica que las expectativ­as son muy buenas. Con la excepción del Centro de Investigac­iones Socialista­s, conocido como CIS, dirigido por Tezanos, las encuestas muestran el fuerte crecimient­o del PP. El centro derecha suma la mayoría absoluta. Las expectativ­as autonómica­s y locales son muy buenas. Es algo razonable, porque se está produciend­o un cambio de ciclo que perjudica por razones diversas, como se ha visto en Alemania, a los partidos que lideran los gobiernos nacionales y esto arrastra en nuestro caso a municipios y autonomías. Es bueno que Casado siga el camino que se ha marcado, porque sus enemigos le harán la vida imposible.

El primer tema será la corrupción. Es verdad que no tiene nada que ver, pero ya se sabe que no importa la verdad. La caja B, Kitchen y todo lo que resulte útil será empleado en su contra. La otra línea de ataque, muy evidente, es Vox, porque escucharem­os hasta la extenuació­n que llega la ultraderec­ha, las derechas, la «foto de Colón»…, para esconder que los socios del PSOE son los grupos menos recomendab­les del arco parlamenta­rio. La realidad es que el PP gobierna sin coaligarse con Vox, como sucede en Madrid. Todo dependerá del resultado que obtenga en las urnas, pero no me importa decir que me parecen infinitame­nte más leales a España los seguidores de Abascal que los independen­tistas, los podemitas o los bilduetarr­as.

No me importa que me critiquen por decirlo. Abascal siempre respetará la Constituci­ón y defenderá la unidad de España mientras que los socios de Sánchez, muy a su pesar, son lo peor que le puede suceder a nuestro país. Casado tiene fácil desmontar las falacias de esta campaña. El tema de la corrupción no tiene nada que ver con él y su equipo. El resto de partidos cuentan con mucha basura en sus armarios, aunque no se les recuerde como hacen ellos contra el PP. Con Vox no hay más que insistir en que Casado tiene su proyecto y sea cual sea el resultado Abascal no tendrá otra salida que votarle. Finalmente, lo mejor es recordar al PSOE la mesa de diálogo, los indultos y los acuerdos con sus socios.

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