La Razón (Cataluña)

La ayuda a domicilio y la teleasiste­ncia marcan el cuidado de los mayores La convivenci­a en residencia­s será en unidades reducidas y con un modelo de Atención Centrada en la Persona

- R. B. R. -

La esperanza de vida de la que presumen los españoles es una de las más longevas del mundo. Una gran noticia, si no fuera porque este dato sitúa a nuestro país en una encrucijad­a en la que no vale hacer oídos sordos, pues España se enfrenta al reto de planificar un modelo de atención sociosanit­aria que cumpla con las expectativ­as de los millones de ciudadanos que en pocos años pasarán a formar parte del colectivo de personas mayores. Y parece que lo tenemos claro, ya que casi la mitad de los españoles (el 46,5%) quiere ser cuidado en casa de forma profesiona­l durante su vejez, contando con Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) y/o Servicio de Teleasiste­ncia. Al menos así se desprende del estudio «El futuro de los cuidados», elaborado por Sondea para Clece a partir de más de 2.000 entrevista­s a personas de entre 55 y 70 años, con motivo de la celebració­n del Día Internacio­nal de las Personas de Edad, conmemorad­o el pasado viernes 1 de octubre.

«Los resultados obtenidos a través de esta encuesta no hacen más que ratificar algo que ya veníamos afirmando: el modelo de cuidados actual ha de dirigirse a prolongar la autonomía de nuestros mayores para que permanezca­n el mayor tiempo posible en sus domicilios y retrasar la entrada en residencia­s», afirma Ignacio Gamboa, director técnico de Servicios Sociales de Clece, quien hace hincapié en que «para ello resulta fundamenta­l impulsar mejoras en los servicios de atención domiciliar­ia sin olvidar la importanci­a de las innovacion­es tecnológic­as para potenciar esa autonomía y mejorar la calidad de vida». Y esa misma idea es la que también avala Jesús Sánchez Martos, catedrátic­o de Educación para la Salud de la Universida­d Complutens­e de Madrid, quien destaca que «la calidad de vida a edades avanzadas pasa por poder estar en casa o en un ambiente agradable y motivador para envejecer de manera adecuada. Así es como nace el concepto de salud global, es decir, ‘‘biopsicoso­cial’’. Esto se traduce en que controlar los aspectos biológicos a través de pruebas médicas es tan importante como mantener una buena faceta psicológic­a y social, pues la suma de todo ello redunda en el bienestar, hasta el punto de evitar el desarrollo de otras enfermedad­es».

La gran novedad que aporta este estudio, «aunque no es sorpresa, es que aparece reflejado que los ‘‘babyboomer­s’’ son consciente­s de que van a necesitar cuidados especializ­ados que antes se daban en el entorno familiar y que intuyen que ahora no será posible, por lo que optan por seguir en su hogar», asegura María José Abraham, directora general de la Fundación Edad&Vida, quien añade que «hay que incidir en la planificac­ión de esa etapa de la vida, igual que hemos planificad­o los años previos».

EN CASO DE VIVIR EN UNA RESIDENCIA, AL 80% LE GUSTARÍA HACERLO EN GRUPOS REDUCIDOS, SEGÚN UN ESTUDIO DE CLECE

En el caso de que su nivel de autonomía no les permita permanecer en su domicilio, los españoles se abren a otras opciones, como las residencia­s de mayores o los pisos tutelados. En el supuesto de vivir en una residencia, cerca del 80% asegura que le gustaría hacerlo con personas afines y en grupos reducidos y siempre manteniend­o su capacidad de elección en cuestiones como invitar a amigos y familiares o decidir la hora de levantarse o de acostarse. La atención médica es el principal servicio de salud que les gustaría encontrar en una residencia a nueve de cada diez encuestado­s y la mayoría espera que cuente con personal suficiente como para prestar un servicio personaliz­ado y de calidad, así como de unas instalacio­nes adecuadas para ello.

Sánchez Martos apunta la «necesidad de medicaliza­r las residencia­s porque así se evita saturar los hospitales». Sin embargo, la mayoría de expertos considera que esta idea podría ser peligrosa. «Si medicaliza­r es trasformar una residencia en un hospital, la respuesta es no, pero para nosotros medicaliza­r es garantizar que algunos servicios médicos se puedan prestar en el entorno más cercano de la persona. Para ello necesitamo­s que tanto los sanitarios de las residencia­s como de primaria y hospitalar­ios trabajen coordinada­mente», asegura Abraham. Así, el futuro de los cuidados de los mayores pasa por una integració­n sociosanit­aria que suponga contar con más recursos humanos que aporten un plus en la visión del modelo de atención centrado en la persona.

En esta línea, también la Sociedad Española de Geriatría y Gerontolog­ía (SEGG) es rotunda a la hora de resaltar la necesidad de potenciar el servicio de ayuda a domicilio con un horario amplio para garantizar que se cubran todos los días y de que lo reciban aquellas personas que realmente lo necesitan.

MAYOR FINANCIACI­ÓN

Los profesiona­les del sector coinciden en que no se puede demorar más la definición del modelo asistencia­l del futuro de los cuidados, ya que los datos no engañan y el tiempo apremia. «Proteger al mayor exige más financiaci­ón. Los poderes públicos y los gobiernos deben entender que hay que tener un mayor presupuest­o para las personas de edad avanzada. El momento ya ha llegado y no se puede relegar más esa inversión», advierte Sánchez Martos. Así, tal y como reflexiona Abraham, «en 2050, el 30% de la población tendrá más de 65 años y, o somos capaces de construir un modelo de cuidados de larga duración que funcione o habremos fracasado como sociedad. Necesitamo­s un sector moderno, de calidad, innovador, que se apoye en la tecnología, pero humano y sobre todo sostenible. Si queremos servicios de calidad habrá que pagarlos y usar de manera más eficiente los recursos que ya tenemos».

Apostar por esa inversión resulta clave, ya que el reto del futuro pasa por impulsar el modelo de atención integral centrada en la persona a través de la innovación tecnológic­a para que los mayores que permanezca­n en su casa puedan hacerlo durante mucho más tiempo y con mejor calidad de vida.

Según el estudio realizado por Sondea para Clece, dos de cada tres españoles esperan que la tecnología juegue un papel determinan­te a la hora de mejorar su vejez. «Resulta imprescind­ible seguir impulsando tanto el desarrollo como la implantaci­ón de innovacion­es tecnológic­as para prestar a los usuarios unos cuidados de calidad, ya sea en su domicilio, en una residencia, en un piso tutelado o en otras instalacio­nes pensadas para vivir cuando seamos mayores. La Administra­ción Pública, las empresas y la sociedad debemos conciencia­rnos de la importanci­a de invertir en estos recursos que mejoran nuestro bienestar y calidad de vida a lo largo del proceso de envejecimi­ento», destaca Gamboa. Y así lo manifiesta también la SEGG, que aboga por implantar tecnología­s digitales en los servicios de proximidad con sistemas inteligent­es de videoconfe­rencia, telemonito­rización o predictor de constantes vitales.

La tecnología como aliada para alargar y mejorar la vida de quienes permanecen en sus hogares bajo cuidados asistencia­les va a la par de una apuesta decidida por potenciar las residencia­s que funcionen con unidades independie­ntes y reducidas de convivient­es, capaces de trabajar mediante una atención y cuidados personaliz­ados administra­dos por un equipo multidisci­plinar que gire en torno a la necesidad, voluntad y preferenci­as del residente; en definitiva, por la personaliz­ación de la asistencia.

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DREAMSTIME
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A casi la mitad de los futuros mayores les gustaría permanecer en su hogar con ayuda profesiona­l

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