Urbes más resistentes al cambio climático y las nuevas pandemias
Ante el próximo Día Mundial de las Ciudades, la ONU lanza una llamada a la acción para adaptarlas a los impactos relacionados con el clima, cada vez más frecuentes
El próximo 31 de octubre se celebrará el Día Mundial de las Ciudades bajo el lema «Mejor ciudad, mejor vida»; y el subtema de este año será «Adaptar las ciudades para la resiliencia climática». Los principales objetivos de este día son: aumentar la conciencia sobre la adaptación al cambio climático y la resiliencia urbana; inspirar acciones climáticas a nivel local compartiendo conocimientos sobre soluciones efectivas de resiliencia en sistemas urbanos; y contribuir a la implementación de la Nueva Agenda Urbana, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres y el Acuerdo de París para el Cambio Climático para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Y es que las ciudades de todo el mundo están sufriendo cada vez más los efectos y peligros relacionados con el clima, como las inundaciones, las sequías, el aumento del nivel del mar, las olas de calor, los deslizamientos de tierra y las tormentas. Se espera que al menos 130 ciudades ciudades portuarias con más de un millón de habitantes cada una, se vean afectadas por inundaciones costeras. En un mundo que se calienta, deben abordarse los efectos directos e indirectos de las sequías y las olas de calor recurrentes. Las ciudades y pueblos son hogar de más de la mitad de la población mundial, y es donde las personas y la actividad económica se concentran y están en riesgo, como advierten desde ONUHabitat.
Los impactos relacionados con el cambio climático, así como con otras amenazas, podrían costarles a las ciudades de todo el mundo 314.000 millones de dólares cada año para 2030 si no logramos construir una resiliencia urbana multirriesgo ante posibles impactos y crisis actuales.
Del financiamiento climático global, la destinada a la adaptación se ha rezagado. Una estimación de la ONU sugiere que solo alrededor del 20% del financiamiento climático ayuda a los países a adaptarse al cambio climático. La Iniciativa de Política Climática estima que, de un promereciente promereciente de 357.000 millones de dólares al año en financiamiento climático que fluye hacia países que no pertenecen a la OCDE, solo 27.000 millones o el 7% se destinó a la adaptación. La inversión en medidas de resiliencia de los sistemas urbanos está poco representada. Los desafíos en la financiación de la resiliencia urbana implican la ampliación de soluciones exitosas y un mejor aprovechamiento de los recursos del sector privado, apuntan desde ONUHabitat.
Población vulnerable
Los mil millones de personas del mundo que viven en asentamientos urbanos informales son particularmente vulnerables. Se encuentran en diversos grados, carentes de una vivienda adecuada y acceso a servicios básicos como saneamiento, agua potable y sistemas de drenaje pluvial, suministros de electricidad confiables y eficientes, así como movilidad asequible. Son especialmente vulnerables a una multitud de peligros incluido el cambio climático, ya que los asentamientos informales se encuentran en muchas ocasiones en lugares expuestos y precarios.
Los datos y la información confiable y validada son cruciales para las etapas de los procesos de gestión del riesgo de desastres. Desde la prevención hasta la respuesta, la recuperación y la reconstrucción, es extremadamente importante que las decisiones se tomen sobre la base de evidendio cias y necesidades concretas. Esto a su vez, también debería sensibilizar a las comunidades. Los datos urbanos tienen una relevancia particular, teniendo en cuenta el rápido crecimiento mundial de las ciudades y, por consiguiente, su vulnerabilidad frente al cambio climático.
La pandemia de la COVID-19 ha revelado las limitaciones y desafíos de nuestros entornos urbanos. Las desigualdades, las vulnerabilidades y el riesgo parecen estar arraigados en la forma en que nuestros sistemas urbanos se han concebido, estructurado y gestionado en el pasado, poniendo a las personas y al planeta en un alto riesgo. A medida que el mundo comienza a emerger de la crisis causada por la pandemia, esta es la oportunidad para que las ciudades busquen soluciones sinérgicas que permitan la recuperación socioeconómica, así como un desarrollo urbano sostenible y ambicioso que ponga a las personas y al planeta como prioridad de las decisiones.
La Agenda de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible y su objetivo específico sobre las ciudades «hacer que las ciudades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles» (ODS 11), reconoce la necesidad de gestionar los complejos desafíos urbanos de una manera integrada y holística. Los gobiernos nacionales y locales juegan un papel clave en la implementación de planes ambiciosos y creíbles.