Mágico espejo
Ha demostrado que el éxito no llega sin esfuerzo y dedicación
NoNo por inevitable deja de ser agridulce el momento en que un gran deportista profesional pone punto final a su carrera, y el de Pau Gasol no es una excepción. Pasar página de una larga carrera profesional llena de éxitos –pero también de sacrificios– para dar paso a una nueva etapa de la vida personal es, desde luego, un momento especial. Para el que Pau se ha preparado para darlo todo igual que durante más de dos décadas se ha preparado para disputar un partido, ya fuera una final o un amistoso: a conciencia.
No me corresponde como Presidente de la FEB repasar su trayectoria deportiva y lo que ha significado para el baloncesto español. Su palmarés, sus mejores partidos, sus títulos y sus medallas están en la mente de todos y no se nos van a olvidar. Pero en mi caso, que fui su compañero en muchos campeonatos, sí quiero destacar que por encima de sus virtudes en la cancha han estado siempre su ejemplo, su capacidad para hacer al equipo mejor y su forma de ejercer de líder, anteponiendo siempre el interés del colectivo al personal y demostrando que el éxito no llega sin esfuerzo y dedicación.
Por eso ha sido y seguirá siendo un mágico espejo en el que se han mirado y se seguirán mirando todas las generaciones de jugadores y jugadoras que han coincidido con él, pero también todas las que vendrán.
En el momento de vivir su retirada nos damos cuenta de que Pau Gasol forma parte de ese exclusivísimo club de deportistas que han alcanzado la condición de leyenda desde mucho antes. Y para todos es un orgullo que su último partido lo haya jugado con la camiseta a la que ha dedicado tanto esfuerzo y compromiso: la de la Selección Española.
Es simplemente el momento de darle las gracias, de desearle lo mejor, y de recordarle que siempre formará parte de lo más inolvidable de nuestra gran historia.