La Razón (Cataluña)

Cuando Sant Boi fue el corazón de Manhattan

Pau y Marc trasladaro­n sus duelos de niños en casa de sus abuelos al All Star 2015

- José Manuel Martín

LunesLunes 16 de febrero de 2015. Pau Gasol sale de un ascensor en la recepción del Hotel Sheraton New York. Y lo hace tirando de su maleta camino de la cola frente a los mostradore­s, donde espera pacienteme­nte su turno para hacer el «check out». La noche anterior había protagoniz­ado junto a su hermano Marc una hazaña histórica y segurament­e irrepetibl­e, poniendo a Sant Boi en el mismo corazón de Manhattan. Los «spanish brothers» dieron inicio al partido de las Estrellas del All-Star como pívots titulares del Este y el Oeste, luchando en el salto inicial por el balón que lanzó al aire el ya ex árbitro Derrick Stafford y que fue a parar a las manos de LeBron James, por si el momento no fuese ya suficiente­mente importante.

Los dos hermanos trasladaro­n al parqué del mítico Madison Square Garden los sueños tras los que corrían en el jardín trasero de la casa de sus abuelos, con esa pequeña canasta que fue testigo de sus primeros duelos. De aquello, a ser las estrellas más brillantes de todo un fin de semana de All-Star, en Nueva York y con todos los focos apuntando. No hubiera sido lo mismo en Houston, en Cleveland o en Toronto, pero así es el destino, siempre caprichoso con los Gasol. Especialme­nte con Pau, que aquellos días volvió a alojarse en la esquina de la Séptima Avenida con la calle 52. En el mismo hotel en el que catorce años antes había cogido fuerzas para estar presente en el draft en el que empezó todo. «Si en ese momento me dicen que voy a venir aquí porque él y Marc juegan un All Star no me lo hubiera podido creer», reconocía Agustí Gasol sentado en uno de los sillones del Sheraton New York, mientras esperaba a que su hijo dejase su habitación. Toda la familia estaba allí, pero los miles de eventos que programa la NBA en estos Fines de Semana de las Estrellas no les habían dejado tiempo casi ni para verse, y mucho menos para disfrutar. Así que el plan era claro ese lunes: salir pitando al aeropuerto y tomar un vuelo para Memphis, su primer destino cuando todos volaron a Estados Unidos para iniciar la aventura en 2001. En Tennesee se sentían como en casa y allí iban a celebrar tranquilam­ente un par de días antes de que la NBA se pusiera otra vez en marcha.

Atrás quedaban unas horas tan maravillos­as como agotadoras, desde las multitudin­arias ruedas de prensa del jueves, donde no había ni un hueco más para poner un micrófono, a la foto del salto de todos los tiempos. Había un millón de enviados especiales españoles por metro cuadrado en cada aparición de los Gasol y el resto de jugadores alucinaba al ver la marabunta. Después, como le sucedió a Sue Bird o a Kyle Korver, se daban cuenta de lo que pasaba, soltaban una media sonrisa y decían: «Vosotros estáis aquí por los Gasol».

Así era y la ocasión lo merecía, a pesar de la ola de frío polar que pasaba por Nueva York y que obligó a la NBA a mandar un email con recomendac­iones básicas para evitar que algún periodista despistado se congelase. Las temperatur­as superaban los 20 bajo cero y era mejor meterse en el metro para hacer dos paradas que caminar cien metros contra un viento helador. A algunos les pilló de sorpresa; a otros, que habíamos hecho escala en la orilla del Lago Ontario para visitar a unos amigos, Cynthia y Dave ya nos habían avisado de que en esas latitudes los temporales no eran ninguna broma. Gracias a ellos llegamos a Nueva York a pesar de las cancelacio­nes de vuelos desde Syracuse para ver a Marc y al ya ex jugador Pau hacer historia.

 ?? EFE ?? Pau y Marc, en el All Star 2015
EFE Pau y Marc, en el All Star 2015

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