La evidencia que cambió el curso de la pandemia
Su trabajo supuso un antes y un después en la forma de entender la transmisión del coronavirus y de evitar nuevos contagios
«Tener este reconocimiento va a hacer más difícil que nos ignoren en el futuro»
Un año y medio después del estallido de la pandemia todos sabemos que el SARS-CoV-2 se transmite por aerosoles –que son las partículas que están suspendidas en el aire–, de ahí la importancia de usar mascarillas, en especial en los espacios cerrados. Sin embargo, al principio de la crisis, esto no sólo no estaba tan claro, sino que se creía que sucedía a través de la llamadas gotículas. El catedrático de Química y Ciencias Medioambientales en la Universidad de Colorado, en EE UU, José Luis Jiménez, es el responsable de demostrar y convencer a la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto a un grupo de expertos, de que las infecciones por aerosoles constituyen la forma de contagio más significativa del coronavirus. Su nombre puede que no sea muy conocido para la gran mayoría, pero suya ha sido una de las mayores hazañas de la pandemia y que ha cambiado de forma transcendental la forma de entender la transmisión del virus. «Decir que fui el responsable me da mucho más crédito del que merezco. Yo he participado con muchos otros científicos en este trabajo, porque es un trabajo
de mucha gente. A lo mejor en español, igual soy el que más se ha oído, o precisamente porque de este grupo era casi el único que hablaba este idioma me di cuenta de que tenía que comunicarse en español porque sino no iba a llegar el mensaje. Pero este es el trabajo de mucha gente», responde de forma humilde a A TU SALUD, a quien agradece el reconocimiento. Dice que el premio «supone dos cosas por lo menos: una es un reconocimiento a un trabajo muy duro. Durante mucho tiempo, sobre todo al principio en los primeros meses de la pandemia, no nos hacían ni caso, ni la prensa ni los de Salud Pública y, poco a poco se ha visto que teníamos razón y que si nos hubieran hecho caso antes la pandemia hubiera sido controlada
con menor dificultad. Y, en segundo lugar, los premios sirven también para que te escuchen; una vez que te dan un premio a la sociedad le queda una cierta respetabilidad. Aún queda mucho por hacer, pero tener este cierto reconocimiento va a hacer que sea más difícil que nos ignoren en el futuro», asegura Jiménez. Y es que, continúa «lamentablemente, a pesar de que se lo dijimos al principio de la pandemia a la OMS, el 3 de abril, cuando nos reunimos con ellos, no nos hicieron caso y esto aumentó el contagio». Debido a este error, muchos esfuerzos para evitar la transmisión de la Covid-19 se invirtieron en la limpieza de las superficies «y este hecho contribuyó a aumentar mucho el número de los contagios
porque dedicamos mucho esfuerzo a algo que no servía para nada y, además, nos daba una falsa sensación de seguridad», lamenta el experto. «Es un error tremebundo de la OMS, que todavía no lo han aceptado a pesar de que hay cero casos demostrados de contagio por superficies». Por eso, prosigue, «hace falta un cambio de paradigma ya que desde 1910 se ha pensado que la transmisión de enfermedades por el aire es casi imposible; tenemos que darnos cuenta de que no, de que esto es al revés, de que se transmite muy bien por el aire y ésta es una forma de transmisión principal y que por eso la ventilación es algo mucho más importante».
NO SÓLO EL SARS-COV-2
Precisamente, y en la misma línea de investigación, han publicado hace poco un estudio, en la prestigiosa revista «Science», en el que demuestran que la forma de contagio de otras muchas enfermedades e produce de esta misma forma. «Lo que hemos visto es que no sólo la Covid, sino que todas o casi todas las enfermedades respiratorias, como por ejemplo la gripe, se transmiten por aerosoles», concluye.