«Ladrones»: el cartel de la infamia
Un grupo de paramilitares colombianos ejecutan a sangre fría a dos menores venezolanos acusados de robar unas camisetas en el municipio de Tibú
«No queremos verlos mañana por allá tirados en alguna orilla de las carreteras. Bajo de nuestra responsabilidad están, vamos a entregarlos a las autoridades. Mírenle bien la cara a este muchacho, es casi un niño, y este otro joven». Alexander Fernández de 12 años y su compañero de 18, ambos con las manos atadas con cinta aislante tras ser acusados de robar camisas en un almacén de ropa, no fueron llevados ante la Policía. Los comerciantes avisaron a un grupo paramilitar de Tibú, un municipio al este de Colombia fronterizo con Venezuela, que secuestraron a los pequeños, les llevaron a una carretera cercana y les ejecutaron con las manos atadas y un cartel que rezaba: «ladrones». Los rostros serios de ambos recibiendo la bronca de los tenderos y las fotos de Alexander tirado en el asfalto con el letrero «ladrones» colgado a su cuello han conmocionado a mucha gente a ambos lados de la frontera. «Este vídeo lo vamos a hacer correr por todas las redes para que se den cuenta las clases de ladroncitos que hay», les aleccionaba sin mostrar su rostro quién, minutos después, les entregó a sus asesinos.
Los indicios apuntan al Frente 33, grupo narco militar disidente de las FARC por su renuncia a la violencia que terminó con la firma del acuerdo de paz el 26 de septiembre de 2016. Las autoridades investigan si los agentes de una comisaria a tres manzanas de la tienda cometieron negligencias o fueron cómplices de los paramilitares. La Policía ha ofrecido una recompensa de 23.000 euros a quién aporte información útil para dar con los asesinos. La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, anunció que Venezuela denunciará el crimen del pasado sábado en la ONU.
El cuerpo de Alexander ha sido repatriado a Venezuela por su tío Darwin Rodríguez: «Exijo a las autoridades colombianas que tomen cartas en el asunto», declaró a la emisora colombiana W Radio. El director de la Policía de Colombia, el general Carlosllegó esta semana a Ca ta tumbo, la zona con más cultivos de coca en Colombia, para liderar las investigaciones. Rodríguez lamentó que los venezolanos en Colombia son «víctimas de la política del odio».
El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, azuzó el enfrentamiento con Colombia y afeó que no se haya detenido todavía a nadie por el asesinato de 362 venezolanos entre enero y agosto de este año. La ONU cifra en 1,7 millones de venezolanos en el país cafetero, número que ha aumentado considerablemente desde 2017 por el éxodo de millones de venezolanos. Duque, quién ha condenado las ejecuciones, ofreció en marzo la regularización de casi un millón de ellos. La discriminación ha ido en aumento de la mano de discursos que asocian a los venezolanos con la delincuencia y les señalan como la principal causa de los problemas de Colombia.
Entre 2015 y 2020, cerca de 3.000 venezolanos fueron asesinados allí: «Al menos 1.933 migrantes venezolanos fueron asesinados y 836 desaparecidos, víctimas del odio que las autoridades colombianas han impulsado», sentencia Saab. La Consultoría de Derechos Humanos sostiene que los homicidios de venezolanos han aumentado, mientras que ha disminuido el total de asesinatos, y la tasa de homicidios es 2,8 veces mayor contra venezolanos respeto a la población general. La izquierdista alcaldesa de Bogotá, Claudia López, vincula la delincuencia con aquellos que huyen de la pobreza del régimen chavista: «No es la primera vez que tenemos actos muy violentos de migrantes venezolanos. Primero asesinan y luego roban». Este discurso alimenta la violencia entre vecinos.
La investigación apunta al Frente 33, una escisión violenta de las FARC, como los autores del crimen