La Razón (Cataluña)

Rioja Vega, el placer de aprender entre viñedos

La bodega mantiene intacta su filosofía: crear vinos de calidad respetando el terruño y la tradición riojana

- Raquel Bonilla

AunqueAunq­ue septiembre es, por excelencia, el mes de la vendimia, octubre también huele a uva recién cortada, a mosto recién pisado... No en vano, se trata de la época perfecta para poner en práctica el apasionant­e mundo del enoturismo, una experienci­a de lo más recomendab­le para cualquier viajero que se precie, ya sea en pareja, en familia o con amigos, pero más aún cuando se opta por bodegas con una larga historia y tradición, cargadas de la sabiduría que aporta el tiempo, pero motivadas por el orgullo y la responsabi­lidad que otorgan la experienci­a del trabajo bien hecho. ¿Qué más se puede pedir para aprender de vinos rodeados de viñedos?

No muy lejos de Logroño, a escasos 15 kilómetros de la capital riojana, se levanta una de esas bodegas que dejan huella en la retina, en el paladar y también en la memoria de quien la visita y de quien tiene el privilegio de probar sus vinos. Se trata de Rioja Vega, cuya historia se remonta al año 1882, es decir, antes incluso de la creación de la Denominaci­ón de Origen, hecho que le concede el privilegio de conservar la prestigios­a palabra «Rioja» en su propio nombre.

Rioja Vega es el fruto de la ilusión de un soñador, don Felipe Ugalde, quien a finales del siglo XIX supo aprovechar los conocimien­tos de los pioneros franceses de la enología y, más tarde, transmitir­los a sus herederos, convencido de que en Rioja se podían hacer grandes vinos de máxima calidad. Rioja Vega fue atrevida, transgreso­ra, se adelantó a su tiempo y, ante todo, fue fiel a su sueño de elaborar grandes vinos esencialme­nte riojanos, pero con una clara visión de futuro. Hoy, lo que les define es la calidad, un estilo propio y un espíritu innovador. Así, el anhelo de su fundador se convirtió en realidad y se ha mantenido a lo largo de los años, generación tras generación, hasta convertirs­e hoy en día en una de las referencia­s más emblemátic­as de la tierra con nombre de vino.

Fructífero terruño

El secreto del éxito de la bodega Rioja Vega resulta bien sencillo, pero no por ello menos apasionant­e: dejar hablar al viñedo para crear vinos de alta calidad que respeten el terruño, es decir, aprovechar todo lo que regala la tierra y sacar el máximo partido al privilegio de estar ubicados a orillas del río Ebro y arropados por la Sierra de Cantabria, Cantabria, a medio camino entre el fresco clima Atlántico y el más templado clima Mediterrán­eo.

Con estas condicione­s, sería un pecado no aprovechar los matices que aportan los suelos de tipo arcillo-calcáreo y arcillo-arenoso con abundancia de canto rodado y rodeados de plantas y arbustos silvestres que conviven en este espacio. Es ahí donde crecen las 70 hectáreas propias de viñedo dedicado, principalm­ente a la uva Tempranill­o, joya de la corona de esta tierra, pues se trata de la variedad autóctona, aunque también hay algunas parcelas dedicadas a otras variedades, como las uvas Garnacha y también Graciano.

La singularid­ad del viñedo de Rioja Vega forma parte de su filosofía de trabajo, hasta el punto de que la bodega trabaja con viñedos de otros pequeños viticultor­es, pero controlado­s bajo los parámetros de calidad que estipula la marca. Y no sólo eso, ya que, en algunos casos, incluso la bodega es la encargada de tomar todas las decisiones referidas a la viña, lo que permite a Rioja Vega controlar al máximo la trazabilid­ad de sus viñedos, algo único y excepciona­l en La Rioja. En la producción de Rioja Vega prima la alta densidad buscando un mayor número de uvas más pequeñas y el control total del proceso vegetativo mediante sistemas TICs de informació­n y gestión.

Los pasos del viajero, como los de las uvas, continúan desde el campo hacia la bodega para iniciar la mágica transforma­ción del vino. Cuando desde el campo, desde la el fruto entra en la bodega comienza el tiempo compartido: tiempo de espera, de cuidado, de mimo... Pero en este largo trayecto que realiza el vino no se pasa por alto, en ningún momento, el respeto al entorno ni al medio ambiente, ya que Rioja Vega cuenta, desde hace más de 15 años, con proyectos de investigac­ión para conseguir la gestión más sostenible del viñedo y de la elaboració­n en bodega «porque estamos convencido­s de que al cuidar y respetar el medio ambiente y el entorno también mejoramos el viñedo y, por tanto, la calidad de nuestros vinos», confiesan desde la bodega.

Para la elaboració­n de sus vinos Rioja Vega dispone de los más avanzados equipamien­tos para la enología: tolvas de descarga independie­ntes y depósitos de acero inoxidable de varios tamaños para elaboracio­nes especiales. Y en su sala de barricas y jaulones, como antaño, aprovechan­do las conditierr­a,

Los pasos del viajero, como los de las uvas, van desde la visita al campo hasta el corazón de la bodega

Para la elaboració­n de sus vinos dispone de los más avanzados equipamien­tos para la enología

ciones únicas que ofrece el reposo soterrado, se encuentran las barricas de roble americano y francés procedente­s de su tonelería, donde los vinos ganan con el tiempo, pues se alían con él.

Botellero histórico

Bajo las premisas de máxima calidad y de respeto al terruño, como Rioja Vega consigue elaborar vinos de la más pura esencia riojana en dos gamas diferencia­das: la clásica, con un Gran Reserva, Reserva y Crianza, y otra línea más innovadora que contiene, en igual sintonía, la visión de futuro de la casa y el espíritu de la región. Y como prueba de la historia, el viajero que se adentra en Rioja Vega también llega hasta el botellero histórico que guarda la bodega, pues a lo largo de los años ha ido guardando botellas de antiguas añadas de sus vinos, hoy expuestas en la zona de la sala de barricas destinada a enoturismo, por lo que los visitantes pueden comprobar la evolución de la moda en las etiquetas, tipografía­s, colores, etc. «Hay que haber vivido los inicios de la viticultur­a, hay que haber participad­o de la evolución de la enología, hay que haber llegado a hoy estando siempre a la vanguardia. Y es que sólo después de más de 130 años se puede llegar a definir una gama de vinos Rioja como la de Rioja Vega», explican desde la bodega. Por ello, el recorrido termina en la tienda, donde el viajero puede aprovechar la ocasión para llevarse alguna botella en la maleta y brindar en casa por regresar pronto.

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Vista de la bodega con el espectacul­ar viñedo en primer plano
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FOTOS: RUBÉN MONDELO

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