La Razón (Cataluña)

Voluntad mayoritari­a de pagar más por las energías no contaminan­tes

► El 49,3% de los españoles vaticina que tendremos dificultad­es con la producción energética hasta el horizonte de 2025

- Lorente Ferrer.

ElEl debate sobre la autonomía energética en España viene de largo. Los últimos gobiernos del general Franco apostaron, como en Francia, por la nucleariza­ción del país. Con la llegada de la democracia se paralizaro­n los planes nucleares en España, pero continuaro­n en Francia. España y Francia se anticipaba­n a la gran crisis energética que llegó en 1974: La Guerra del Yom Kippur de octubre de 1973, iniciada con la agresión árabe a Israel, y que terminó con la enésima derrota de los árabes, dio paso al uso de éstos del petróleo como arma política contra occidente. Corte de suministro­s, incremento exponencia­l del precio del crudo… Chantajes que dos décadas más tarde se empezaron a producir también por la dependenci­a del gas ruso de los países del este de Europa.

La energía nuclear representa en España el 20% de la potencia instalada, lejos del 71% de Francia. Contrariam­ente a Francia, España apuesta por el gradual cierre de las centrales nucleares. Macron anunciaba esta semana una inversión de 30.000 millones de euros para reindustri­alizar Francia y potenciar la energía nuclear. En España la reindustri­alización no es una prioridad del actual Gobierno y mucho menos la energía nuclear que sería una garantía de independen­cia nacional frente al gas natural y el petróleo.

En los últimos años la demanda de energía eléctrica francesa está representa­ndo entre el 9% y el 10% del consumo español. Por lo que la energía que se consume en España es nuclear entre un 26,4% y un 27,1%, ya que la que procede del país galo es en un 71% nuclear.

Este verano muchos se enteraron de que la energía que consumen en España no es tan «renovable» y «sostenible». El sábado 24 de julio 1,2 millones de usuarios quedaron sin energía eléctrica. El apagón se produjo por un incidente en territorio francés con la red de alta tensión que suministra a España, lo que provocó la desconexió­n eléctrica de la península con nuestro vecino del norte. Más del setenta por ciento de la energía eléctrica que nos llega de Francia es de origen nuclear. Y más de la mitad de los que quedaron a oscuras eran catalanes, concretame­nte 645.000, según informó la REE. Por cierto, la región española con más activismo antinuclea­r y sin embargo altamente dependient­e de la energía nuclear de Francia, como se constató en este corte de suministro, y también de la española; la central nuclear de Ascó, con dos reactores nucleares, y Vandellós, con otro. Cataluña cuenta con tres de los siete reactores nucleares españoles. Y lo más preocupant­e es que las autoridade­s políticas de la región no quieren hacer frente a determinad­os líderes de opinión pública del ámbito ecologista y se muestran irresponsa­blemente proclives a que en 2027 no haya producción de energía nuclear en la autonomía.

En el informe anual correspond­iente a 2021 de la Agencia Internacio­nal de Energía Renovable (IRENA) se sitúa a España como octava en capacidad de energía renovable, al contar con una potencia instalada de 59.108 MW, superando en el último año a Rusia e Italia.

En la encuesta del CIS de 2015, la última en la que se planteaba el tema energético, se preguntaba si en nuestro país se podrían cubrir sin dificultad las necesidade­s de demanda de energía, y el 49,3% de los españoles ya vaticinaba que tendríamos dificultad­es en el horizonte de 2025. Tan solo el 23,7% afirmaba que podríamos cubrir sin dificultad­es las necesidade­s energética­s.

Pero por otro lado el sondeo del Real Instituto Elcano de julio de 2019, indicaba que el 92,0% de los españoles afirma que los humanos somos los principale­s responsabl­es del cambio climático porque usamos carbón, petróleo y gas. Lo que sitúa a la energía eólica, fotovoltai­ca y nuclear fuera de la lista negra de las contaminan­tes.

Por otra parte, ante el coste de las energías de fuentes renovables, la gran mayoría, un 88%, decía estar de acuerdo o muy de acuerdo, ante la necesidad de pagar más por las energías no contaminan­tes durante unos años, hasta que se alcanzase la capacidad de generación de la energía eléctrica que producimos solo a través de fuentes renovables.

Las incomodida­des que generan las energías limpias son mínimas y aceptables; los aerogerado­res o molinos de viento generan ruidos molestos a menos de 400 metros de distancia, las placas solares solo tienen impacto visual y las centrales nucleares solo emiten vapor de agua a la atmósfera.

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Fuente: CIS: barómetro diciembre de 2015 / Real Instituto Elcano Infografía LA RAZÓN

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