Mitin califal
NoNo me extraña que pillaran a Concha Andreu, presidenta socialista de La Rioja, conduciendo a 156 kilómetros por hora, camino del 40 Congreso del PSOE. El que no llega puntual a estas cosas de los partidos, no sale en la foto. Sobre todo esta vez, porque ahora todo está «atado y bien atado» y el poder de Pedro Sánchez es omnímodo. Frente al congreso de 2014, que fue el de los barones, y el de 2017, donde tuvo que apoyarse en las bases para no ser laminado, ahora el jefe del Gobierno tiene todos los resortes controlados. La salida de Iván Redondo ha satisfecho a los barones del partido y la antigua guardia. Prueba de la paz interna es que Guillermo Fernández Vara, que ha sido siempre de los más críticos, se incorporará a la nueva Ejecutiva. Además, como ya hiciera recientemente el PP, Pedro Sánchez quiere escenificar la continuidad histórica del PSOE contando con los anteriores presidentes socialistas. Felipe González ha intervenido en el acto inaugural –había sido muy crítico con el presidente en los últimos meses– y José Luis Rodríguez Zapatero tendrá hasta tres entradas en escena.Llama la atención el protagonismo creciente de este último, que además parece estar en la «pomada» de los más delicados y polémicos procesos de negociación del partido en el Gobierno. A saber, los acuerdos con el PSC y ERC para indultar a Puigdemont o los tejemanejes con el régimen de Maduro. Estos últimos son tan graves que no sólo nos han supuesto un toque de atención de Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, sino un encontronazo con el SenadodelosEstadosUnidos.Los norteamericanos no están de acuerdo con nuestras actuales políticas con Cuba, Nicaragua y Venezuela. Zapatero aparece directamente como el mediador con el llamado eje bolivariano. Antes de ayer mismo se hacía público que el polémico viaje de Delcy Rodríguez a Madrid. La nueva Ejecutiva pretende ser más reducida y más joven, dando paso a un relevo generacional. Será interesante cómo se aborden este Congreso alguno de los debates de fondo. Para empezar, el enfrentamiento entre las feministas clásicas, como Carmen Calvo, y los partidarios de las tesis LGTBI, que anulan de hecho las diferencias de género entre hombres y mujeres al enfatizar, por ejemplo, que las diferencias físicas no son relevantes al establecer el sexo. Recordemos que Calvo se enfrentó gravemente a Irene Montero. Otro de los asuntos polémicos es la insistencia de las juventudes socialistas en eliminar la Monarquía como modelo de Estado. Finalmente, está en litigio el modelo territorial. Tanto Zapatero como los nacionalistas presionan hacia un modelo federal, o incluso confederal, mientras que los más clásicos, como García Page y Fernández Vara, se niegan a que se abra el debate de la unidad nacional. Parte de este mismo asunto es la descentralización institucional. Llevar el Senado a Barcelona, el CGPJ a Valencia o el Constitucional al País Vasco es una más que interesante idea, el problema es que los independentistas se niegan a ello. Veremos.