Provocadora y fundamental
► La autora ofrece un increíble fresco de las mujeres en la antigua Roma, desde las clases altas hasta las bajas
Los estudios dedicados a la Historia antigua se han ido renovando desde la primera ola del feminismo, en la década de los años 70 del siglo XX, hasta la actual perspectiva de género. Al hilo de otras tendencias, desde la microhistoria a la «history from below», se ha querido trazar la peripecia histórica de grupos normalmente dados de lado en la gran Historia evenemencial, política y de instituciones. En el caso de las mujeres, salvo notables excepciones (Hatshepsut, Aspasia, Livia, Zenobia, Teodora…), la historia antigua nos ha hurtado tradicionalmente sus voces. Un ejemplo son obras como la de S. Pomeroy, D. Shaps, F. Zeitlin, J. J. Winkler, E. Cantarella y N. Rabinowitz, entre otras, que han explorado la perspectiva feminista. Uno de los aspectos más interesantes es la imagen de la mujer en las fuentes literarias, como estudió de forma pionera Carlos García Gual (1991). Y es que en nuestro país existe una gran escuela de género en la antigüedad, como muestran las excelentes investigaciones de Ana Iriarte, Rosa Cid, Susana Reboreda o Rosa Sanz. Ahora tenemos el magnífico trabajo de una joven investigadora, Patricia González Gutiérrez, que a la sazón pertenece al grupo Barbaricum de la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por la profesora Sanz, como ejemplo de buen hacer histórico y de la mejor aplicación de los estudios de género. Su libro «Soror. Mujeres en Roma» es un estudio actualizado y de amplia mirada que toma el pulso a la visibilidad e invisibilidad de la mujer en la antigua Roma desde los parámetros de género en busca del no-lugar femenino en el sistema romano y de las narrativas de la mujer en la religión, la maternidad, la educación, la política y las artes. Así, la autora nos pone de frente con nuestra propia realidad, heredada de Roma, y presenta un apabullante recorrido por una polifonía de féminas con tono narrativo y ágil, así como de forma provocadora, inteligente y que no dejará indiferente a nadie. Todo ello unido a un admirable manejo de las fuentes documentales consultadas y de la literatura secundaria que ha manejado, de lo cual resulta una obra que se me antoja ya fundamental para todos los lectores y los historiadores interesados en esta cuestión.
▲ Lo mejor
El análisis que hace del pasado y el fresco polifónico de mujeres que ofrece en sus páginas
▼ Lo peor
En obras tan excelentes quedan siempre ganas de que el estudio resulte más amplio