«Se trata de una obra salvaje, que muerde, y, a la vez, de gozo»
► El dramaturgo escoge la lectura de «Luces de Bohemia», el magistral esperpento de Valle-Inclán
Conejero se encuentra estos días sumergido en los prolegómenos de la 39 edición del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, del que es su director artístico. El autor de obras como «La piedra oscura» o «La geometría del trigo» recomienda «Luces de bohemia», el magistral esperpento de ValleInclán, «primero, porque considero que tiene que ser literatura dramática, y, segundo, porque imagino que no es tan habitual que elijan este tipo de obras», señala.
¿Cuándo la leyó por primera vez?
Con 16 o 17 años, en plena adolescencia, pero antes de cumplir la mayoría de edad.
¿Esa lectura ya lo marcó?
Sí, porque me sirvió para reconocer y afianzar mi vocación de autor literario dramático y porque es un libro poderoso por muchas razones; la primera, porque se trata de una verdadera cima de nuestro castellano, prodigioso, todo asombro y, además, de una radiografía de nuestro país brillante y afiladísima. Un libro que nos explica, que pasan las décadas y sigue siendo absolutamente contemporáneo.
¿Qué destaca de él?
Su lenguaje es un prodigio, un ejemplo de esa convivencia entre lo literario y lo dramático porque es una cumbre de nuestro acervo literario y a la vez una promesa poderosísima de teatro. Es un libro donde se reúne la doble condición de este tipo de literatura. Además, es una obra salvaje, que muerde, y a la vez de gozo, asombra ante su capacidad de construir realidad y vida, ya que está atravesada de vida desde el principio hasta el final.
¿Fue un deslumbramiento?
Sobre todo, fue el asombro ante un lenguaje indócil, que yo diría salvaje incluso, y el descubrimiento de una ambición poética en Valle, el deslumbramiento ante un libro que tiene algo catedralicio porque apresa el alma de toda una ciudad, de un país y de un tiempo. Una maravilla que tiene por un lado algo de crónica absoluta del presente y, sin embargo, no solo sobrevivió a ese presente, sino que posee la capacidad de resultar contemporáneo, lo que tuvo casi de crónica periodística de su momento, trasciende a su propio tiempo y es un clásico en cuanto sigue resultando actual.
¿A quién lo recomendaría?
A todo aquel que no haya leído teatro, que no lea nunca literatura dramática, que es una forma de literatura menos conocida y habitual, o a la que gente accede en ella con temor, creo que es una buena puerta de entrada al teatro escrito brillantemente.