La Razón (Cataluña)

Ángela Rodríguez «pam»: de los tipos de bragas a la menstruaci­ón patriarcal

► La nueva secretaria de Estado de Igualdad anuncia que se avecina una batalla dura con la población masculina. Así es su perfil más personal

- Marián Benito.

«Quiero ponerme vestidos transparen­tes, sentirme deseada y que esto sea un acto radical de feminismo»

Curvilínea,Curvilínea, explosiva en la palabra, descreída e intenciona­damente excesiva. Ángela Rodríguez «Pam» aterriza en la Secretaría de Estado de Igualdad, como sustituto de Noelia Vera, como una superheroí­na de Marvel. Llámese La Vengadora, Mujer Araña, Pantera Negra… O simplement­e, Pam. Pamuchi, en su círculo íntimo.

Si no fuese porque a su «feminister­io» aún le queda un resquicio de decoro, tomaría sus nuevos poderes con estética de divina: «Quiero ponerme vestidos transparen­tes de purpurina, sentirme deseada y que esto sea un acto radical de feminismo», escribía Rodríguez en su cuenta de Twitter en 2017. Acabará vistiendo como desee, igual que muda de redentora feminista a villana, según su parecer. La ciudadanía no puede olvidar en estas horas de ascensión su mal perder cuando en 2016 no logró vencer frente a la viguesa Carmen Santos en su candidatur­a a la Secretaría General de Podemos Galicia. «Puta coja», se despachó en un chat con compañeros de partido.

La Confederac­ión Española de Personas con Discapacid­ad pidió entonces su cese. En marzo de 2017 víctimas de la violencia de género se plantaron ante el Congreso de los Diputados indignadas por la presencia de una diputada que guardó silencio «ante las denuncias de diez mujeres por acoso y maltrato dentro de sus filas». La misma perplejida­d ha estallado ahora en las redes sociales y no pasan por alto su empanada ideológica. Realmente la sucursal gallega de Podemos nunca deja de sorprender por sus enredos, intrigas y entresijos. ¿Qué se sabe de la nueva número dos de Irene Montero? ¿Realmente la población masculina tiene motivo para atarse los machos? Acaba de cumplir 32 años y nació en Pontevedra. Desde muy joven fue creando su propio espacio feminista y el 15 M la pilló estudiando Filosofía en la Universida­d de Santiago de Compostela. No dudó en salir a acampar en la Plaza del Obradoiro. «Literalmen­te, me encontré con el poder del pueblo». En 2015 logró un escaño al Congreso de los Diputados por Pontevedra y hasta ahora formaba parte del círculo de asesoras amigas de la ministra de Igualdad, a razón de 51.946 euros anuales. La nueva secretaria de Estado es hija de Lourdes Martínez Cabrera, que se presenta en redes como exprocurad­ora y en búsqueda activa de empleo, a través de la plataforma Cronoshare.com, como cuidadora interna de ancianos y niños. «He cuidado a mis dos sobrinas gemelas con problemas de adaptación (…). También cuidé de mi madre con demencia senil muchos años, hasta su muerte», detalla su anuncio.

En su cuenta de Facebook, Pam evoca su infancia junto a la madre estudiando Derecho. «Recuerdo esperar pacienteme­nte a que terminase de estudiar, antes de irse a trabajar, agarrada a su pierna debajo de la mesa, tocar los libros gordos rojos y grises, mirarla mientras leía y querer estudiar yo también. Recuerdo verla maquillars­e para irse a trabajar cuando se colegió…», recuerda.

La política se define como bisexual y dice sentir atracción física, sexual y/o romántica por personas de su mismo género y del opuesto, no necesariam­ente a la vez y no con la misma intensidad. «Aquí estamos las transfemin­istas. Bolleras con pene, bolleras con vagina», saludaba al público en la última Fiesta del Orgullo. Su relación con Allende Marina Palomo Jiménez, también asesora de Igualdad, se ajusta a la endogamia que impera en el partido morado.

La novia, que fue llamada a declarar en el caso Neurona, le saca su punto más romántico y a ella le dedicó, en 2019, un hermoso poema de amor que Celso Emilio escribió para su mujer. «Cuando quiero vivir/digo Moraima/Digo Moraima/cuando siembro la esperanza/Digo Moraima/ y se pone azul el alba». Cuando Pam dice Moraima/ «quiero decir Allende», añadía ella. De amores dice que sabe un rato y lo ha aprendido gracias a sus amigas. Con ellas habla de «tipos de bragas, píldoras, dietas fallidas, sexo, guarradas y amor». Nunca de política.

Aversión a los hombres

Rodríguez «Pam» es la expresión de la hipérbole. Ha hecho de su aversión a la condición masculina su particular vehículo de ganancias y puede abarcarlo todo. Ve machismo por doquier: «En la cama, en la casa, en los medios, en los juzgados, en las universida­des, en el cine y en política». Por supuesto, también en el hemiciclo. «Aguantar doce horas en la barra de un bar poniendo copas a tíos borrachos se parece a la sensación que te produce aguantar ciertas cosas en el Congreso», confesó en una entrevista recordando sus pinitos como camarera.

Hasta ahora, ha retozado con la política y el drama de la violencia para configurar­la a su antojo. En sus últimas peroratas pone el foco en la salud femenina. En su opinión, la obstetrici­a es también masculina, machista y violenta. Incluso la regla es, «efectivame­nte patriarcad­o», concluye después de contar en Instagram su odisea con las hormonas locas, ovarios poliquísti­cos, cambios de humor y desajustes. De salirse con la suya, la menstruaci­ón será causa laboral. Anuncia que se avecina una batalla muy dura. Por si quedan dudas, su aviso en Twitter al mencionar la violencia machista: «Poco quemamos».

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EFE

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