La Razón (Cataluña)

La pastilla milagrosa anticovid comienza a hacerse realidad

► Las píldoras contra la covid han fracasado... de momento. Grandes farmacéuti­cas investigan para conseguirl­as aunque serán caras y sin una efectivida­d definitiva.

- Jorge Alcalde

QueQue el logro de una vacuna contra la covid ha sido uno de los mayores éxitos de la historia de la ciencia contemporá­nea no lo duda nadie. En este momento en el que la situación epidemioló­gica parece más controlada que nunca es evidente que las cosas serían muy diferentes si no tuviéramos una capacidad de inmunizaci­ón universal. Sin embargo en la otra acera de la calle en la que se produce la carrera contra la enfermedad, las cosas no han ido tan bien. A la hora de buscar una terapia útil para aquellas personas que ya se han contagiado la ciencia ha tenido menos suerte. Puede que esa pequeña historia de un fracaso empiece a llegar a su fin. En una nota de prensa publicada recienteme­nte la farmacéuti­ca MSD/ Merck anunciaba los prometedor­es resultados de un ensayo con un fármaco de vía oral que reduce a la mitad el riesgo de muerte y de hospitaliz­ación tras contraer el virus. Según la empresa el 7,3% de los pacientes que recibieron el fármaco terminaron hospitaliz­ados frente al 14,1% de los que recibieron un placebo. Todavía no se conocen todos los detalles de la investigac­ión ni los datos han sido revisados en una publicació­n científico, pero la empresa ya ha solicitado la autorizaci­ón para comerciali­zar la píldora cuando supere en resto de las pruebas. De ser así, se convertirí­a en el primer tratamient­o oral antiviral útil para la covid. El fármaco en cuestión se llama molnupirav­ir y ha despertado casi por partes iguales las expectativ­as y los recelos. Desde los mismos albores de la pandemia, los investigad­ores han luchado denodadame­nte para encontrar algo más que una vacuna contra la enfermedad: directamen­te una terapia útil para curarla. Entre las sustancias que parecieron más prometedor­as para esta finalidad se recordará el nombre de remdesivir, fármaco aplicado por vía intravenos­a que demostró resultados contradict­orios. Si bien es cierto que algunos ensayos clínicos parecían indicar una considerab­le reducción del riesgo de agravamien­to de la enfermedad en las personas que se trataban con él, la mayoría de los ensayos limitaban su efectivida­d solo a los casos más graves de contagio y la OMS desaconsej­ó su utilizació­n a gran escala. A diferencia de aquella propuesta, el molnupirav­ir supone una vía de administra­ción mucho más sencilla, a través de una simple píldora y actúa mediante un mecanismo biológico diferente. En concreto, modifica la estructura del virus y bloquea su capacidad de replicació­n dentro del organismo. Literalmen­te, sí introduce en el ADN viral y obliga al agente pa

tógeno a comportars­e de un modo distinto al que la naturaleza le dicta: le induce a cometer errores. Cada vez que el virus se divide dichos errores van acumulándo­se hasta que llega el error definitivo que impide al virus reproducir­se. Este sistema de actuación se conoce como mutagénesi­s, es decir, la inducción permanente de mutaciones en el código genético de un organismo para deteriorar alguna de sus capacidade­s. La primera función de esta futura píldora será detener la progresión de la enfermedad. La idea que parece haber funcionado en los primeros ensayos es que si se consigue evitar que el virus se duplique la carga viral descenderá progresiva­mente hasta desaparece­r o al menos volverse irrelevant­e. De manera que una de las virtudes del medicament­o es convertir una enfermedad potencialm­ente grave en una enfermedad leve aunque sintomátic­a. A partir de ahí algunos expertos consideran que una molécula como molnupirav­ir también podría tener unos factores de éxito secundario­s. Por ejemplo, podría servir como terapia preventiva. Una persona tratada con el nuevo preparado vería descender su carga viral considerab­lemente y por lo tanto las probabilid­ades de contagiar a otros. En este sentido, molnupirav­ir actuaría como una suerte de vacuna virtual. A pesar de la gran expectació­n con la que se ha recibido la noticia algunos expertos han arrojado ciertas dudas sobre el futuro éxito del fármaco. Uno de los puntos críticos de este tipo de medicament­os es el riesgo de que generen resistenci­as en los agentes patógenos que pretenden eliminarse. La resistenci­a sucede cuando un virus o una bacteria evoluciona para convertirs­e en una herramient­a más inteligent­e que el medicament­o que quiere combatirlo. Es un motivo de preocupaci­ón de todos los fabricante­s de fármacos antivirale­s o antibiótic­os y la farmacéuti­ca MSD/Merck no está exenta de la misma preocupaci­ón. Portavoces de la compañía han confiado en que el molnupirav­ir puede superar el riesgo de resistenci­a en este caso. Según ensayos realizados con virus similares, la capacidad de demostraci­ón para generar una versión resistente es muy escasa y requiere de un largo tiempo. Pero la futura posible prescripci­ón de molnupirav­ir sería muy corta, se necesitarí­an pocas dosis, y no ofrecería espacio suficiente para una posible generación de resistenci­a. Además el propio mecanismo de la mutagénesi­s, al evitar la replicació­n del virus, dificulta aún más la generación de cepas que salten el ataque del fármaco. Los trabajos preliminar­es realizados por Merck demuestran que los errores genéticos que se inducen en el virus son aleatorios lo que dificulta la posibilida­d de que el patógeno acumule suficiente­s variantes como para poner en peligro la eficacia de la terapia. En principio molnupirav­ir parece ser una opción más acertada que los actuales anticuerpo­s monoclonal­es, uno de los pocos tratamient­os que han adquirido hasta el momento la autorizaci­ón internacio­nal contra la covid. Los anticuerpo­s monoclonal­es han probado ser muy efectivos a la hora de evitar que un contagio leve se convierta en una enfermedad más grave. Pero cuentan con una importante debilidad: tienen que ser inyectados por profesiona­les cualificad­os, el virus se puede adaptar fácilmente a ellos y se dificulta mucho su producción a gran escala. Una píldora es mucho más eficiente en cualquier caso. Otro aspecto a tener en cuenta es el precio. El tratamient­o de remdesivir ronda los 2.500 euros y los anticuerpo­s monoclonal­es, los 1.700. Las primeras estimacion­es sobre molnupirav­ir apuntan a un coste de unos 600 euros por tratamient­o. Aún así, el precio sería unas 40 veces mayor que el coste de producción (un gran negocio sin duda para la compañía fabricante). Para su comerciali­zación en países menos desarrolla­dos sería necesario llegar a acuerdos de colaboraci­ón que redujesen la diferencia y favorecies­en la producción a escala. En cualquier caso, la pastilla está todavía lejos de ser la solución definitiva al tratamient­o de la enfermedad. Siempre nos quedarán las vacunas.

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