SALUD MENTAL, PRESENTE
EscucharEscuchar decir en Moncloa a un presidente del Gobierno que la salud mental y la prevención del suicidio son una prioridad para el Ejecutivo no es cualquier cosa. Que, además, lo haga en el contexto de la presentación de un Plan Nacional de Acción 20212024, y que se acompaña para su implementación de 100 millones de euros es un logro hasta ahora sin precedentes.
Comprenderán los y las lectoras la profunda satisfacción, emoción y esperanza que este hecho representa para las y los activistas que durante años hemos puesto nuestro pequeño granito de arena para que la salud mental y la prevención del suicidio dejen de ser considerados un problema tabú y cargado de estigma. El presidente Pedro Sánchez lo ha puesto en la agenda de Gobierno; y esto es un nuevo comienzo para la salud mental en España, en el que hacer que el mandato de la OMS de «salud mental para todos» se cumpla.
Es cierto que la pandemia ha puesto el foco público en ella, ya quelosdeterminantessocioeconómicos y la desigualdad han agravadoelfenómeno;peroeste no es algo nuevo. Por lo que, ahora, también, es emocionante escuchar con fuerza la voz de las asociaciones y organización en defensa de la salud mental, y ver que cada vez son visibles más proyectos que rompen el silencio y contribuyen a deshacer la vergüenza y la injustica del estigma. Proyectos que, de manera individual o colectiva, de forma valiente y generosa comparten experiencias y reflexiones, crítica y propuesta para contribuir a la concienciación y hacer que el cambio que ha comenzado ya no tenga vuelta atrás. Personalmente he tenido la fortuna de participar en algunos de estos proyectos, como el documental «La palabra maldita» y de animar humildemente al cambio de paradigma en el abordaje de la salud mental, así que invito a quien lee esta pequeña reflexión a que se sume al movimiento.