La nueva normalidad fiscal de la UE descarta el rigor previo
► La Comisión Europea prepara la vuelta de las normas fiscales a partir de 2023 de forma gradual Mirentxu Arroqui.
El aterrizaje será suave. El ejecutivo comunitario inició ayer el proceso para la reactivación de las normas fiscales europeas en 2023 tras el largo paréntesis del coronavirus. En 2020, ante la necesidad de inyectar dinero público en las economías europeas para hacer frente a los estragos de la pandemia, Bruselas decidió por primera vez dejar sin efecto el Pacto de Estabilidad y Crecimiento al activar la denominada cláusula de escape. Este periodo de excepcionalidad permanecerá vigente hasta 2023, pero el formidable endeudamiento de los países europeos durante este periodo obliga a comenzar el proceso de reflexión sobre el mundo post-covid. La Comisión Europea es consciente de la brecha entre norte y sur del club comunitario sobre este aspecto y, de momento, prefiere liderar la reflexión antes que imponer ideas que puedan desatar una nueva batalla entre halcones y palomas
A pesar de esto, Bruselas tiene claro que las reglas actuales no pueden volver a aplicarse de manera normal de un día para otro. Aunque el documento presentado ayer aboga por reducir la deuda pública asegura que esto no puede poner en peligro el crecimiento. «Una reducción realista, gradual y sostenida de la deuda pública sigue siendo importante también para la reconstrucción de los colchones frente a otra recesión», asegura el texto.
Cuando un país europeo supera el límite del 60% de deuda pública, las normas actuales le obligan a reducir en una proporción de un veinteavo al año. Hasta el vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario, Valdis Dombroskis, con fama de halcón y ferviente defensor a de disciplina fiscal, reconoció ayer que esta senda de reducción de deuda no es realista para la mayoría de los países si quieren recuperarse de las heridas ocasionados por la pandemia. Aunque en la rueda de prensa no se mencionaron estados en concreto, la deuda pública de Grecia ha escalado hasta el 200%, la italiana hasta el 155%, Portugal llega al 133% y España al 120%. Bruselas es consciente de la necesidad de aflojar el ritmo de reducción, aunque el norte del club comunitario se lo pone difícil.
Se espera que la consulta pública lanzada ayer por la Comisión termine a finales de este año y que el primer trimestre del año que viene Bruselas pueda realizar una serie de recomendaciones a las capitales europeas sobre el camino a seguir de cara a 2023. Pero esto no termina aquí. Países como España, Francia e Italia quieren que este periodo extraordinario sirva para una reforma en profundidad de las normas fiscales europeas y que estos cambios estén listos antes de 2023, aunque los países del norte prefieren abordar este debate con calma. Bruselas quiere conseguir el mayor consenso posible antes de lanzarse a la piscina y se espera que presente una propuesta sobre esto último en el primer semestre de 2022.