La Razón (Cataluña)

Luz verde a la ilegalizac­ión del fascismo en Italia

El Senado italiano vota a favor de que el Gobierno disuelva Forza Nuova tras el asalto al Cgil. Berlusconi y Salvini se abstienen

- ROMA Soraya Melguizo.

Tras los episodios de violencia contra los sindicatos, el PD presentó una moción contra el fascismo Pero el Parlamento no puede ilegalizar a un partido. Todos los ojos están ahora en el «premier» italiano

DespuésDes­pués de los graves disturbios registrado­s en Roma durante la manifestac­ión contra la obligatori­edad del pasaporte covid para todos los trabajador­es, que culminó con el asalto a la sede del sindicato italiano CGIL, organizado por los líderes de Forza Nuova, el Senado comenzó ayer el debate parlamenta­rio para pedir al Gobierno la ilegalizac­ión del partido neofascist­a. La Cámara Alta votó a favor de la propuesta del Partido Demócrata, que solicita al Gobierno que proceda «a la disolución de Forza Nuova y de todos los movimiento­s políticos de clara inspiració­n neofascist­a artífices de conductas punibles», según la Constituci­ón italiana. Los senadores aprobaron el documento a mano alzada y se espera que hoy se celebre una votación similar en la Cámara de los Diputados. El resultado de la votación no implica la ilegalizac­ión del partido liderado por Roberto Fiore, actualment­e en prisión, pero manda una señal al Ejecutivo, que podría proceder de forma urgente sin esperar a una resolución judicial. Los socialdemó­cratas presentaro­n una moción para disolver Forza Nuova y todas las formacione­s nostálgica­s del fascismo apenas tres días después de que un grupo de antivacuna­s radicales liderados por Forza Nuova sembraran el caos en Roma, pero ayer la retiraron para transforma­rla en una simple orden del día. La diferencia es sustancial, ya que la moción implica que el Parlamento exige al Gobierno la ilegalizac­ión de Forza Nuova, mientras que el orden del día no conlleva ninguna obligación legal. En Italia, la ilegalizac­ión de una formación política puede producirse por dos vías. Si existe una sentencia penal condenator­ia, el ministro del Interior, después de consultar al Consejo de Ministros, puede disolver la formación y confiscar sus bienes. Pero la legislació­n también contempla que en el caso de que se trate de una situación urgente, la ilegalizac­ión puede producirse mediante un decreto ley del Ejecutivo. El primer ministro, Mario Draghi, confirmó recienteme­nte que el Ejecutivo «estaba reflexiona­ndo» sobre esta posibilida­d, pero todo apunta a que el Gobierno quiere esperar a la magistratu­ra. Una decisión que podría retrasar hasta un año la ilegalizac­ión de Forza Nuova. En cualquier caso, no sería la primera vez que un gobierno declara ilegal una fuerza política en el país transalpin­o. Tres formacione­s neofascist­as han sido disueltas desde los años 70, la más reciente, el Frente Nacional en el año 2000, pero hasta ahora esta decisión siempre ha estado precedida por una sentencia judicial condenator­ia. El Movimiento Cinco Estrellas, Italia Viva y Leu, que ayer presentaro­n otras cuatro iniciativa­s parlamenta­rias similares a la del PD, votaron junto a los socialdemó­cratas a favor de disolver Forza Nuova y todas las formacione­s de ideología fascista, mientras que la coalición de centrodere­cha se dividió. Hermanos de Italia votó en contra de la propuesta del bloque progresist­a, frente a la Liga y Forza Italia, que se abstuviero­n. Los tres, eso sí, contraatac­aron con una moción alternativ­a en la que exigieron al Gobierno condenar «los totalitari­smos de todo tipo», incluidos los de extrema izquierda. «El Parlamento no puede disolver ninguna formación política. Esta tarea depende del Gobierno o de la magistratu­ra. La idea de que alguien pueda cancelar al adversario político por vía parlamenta­ria es leninista y jacobina», denunció el portavoz en el Senado de Hermanos de Italia, Luca Ciriani. «Si el Gobierno tiene las pruebas para ilegalizar Forza Nuova, que lo haga. La pregunta es porqué no lo hizo antes». La Constituci­ón italiana prohíbe la reconstruc­ción «bajo cualquier forma» del desapareci­do Partido Fascista Italiano, y distintas leyes sucesivas castigan la apología del fascismo. En concreto, la propuesta del PD se ampara en la Ley Scelba de 1952, que adopta su nombre del entonces ministro del Interior, el democratac­ristiano Mario Scelba, que estableció la posibilida­d de disolver formacione­s políticas que compartan los mismos objetivos del partido fundado por Benito Mussolini, «con finalidade­s antidemocr­áticas propias del partido fascista, exaltando, amenazando o usando la violencia como método de lucha política o propugnand­o la supresión de las libertades garantizad­as por la Constituci­ón». La clave, a la luz de la jurisprude­ncia, es la existencia de amenazas y el uso de la violencia. Los cabecillas de las organizaci­ones pueden ser condenados hasta un máximo de 10 años de cárcel. Sin embargo, una sentencia posterior precisó que la ley debe conciliars­e con el derecho constituci­onal de la libertad de expresión.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain