«Sánchez es el flautista de Hamelin de la inmigración irregular»
AlgunasAlgunas analogías no debieran ser de recibo en la buena práctica parlamentaria y ni siquiera se justifican en el contagio de una izquierda bajuna en el debate y pronta a la descalificación personal. Porque, ya tomemos la versión de los Grimm o el poema de Goethe, lo que arrastraba tras de sí el flautista eran ratas, y aunque no creo ni por asomo que haya sido su intención, señor Abascal, endilgar tan vil insulto insulto a los inmigrantes irregulares que llegan a nuestras fronteras, a veces es mejor no perderse en florituras dialécticas y tirar por lo directo. Que la inmigración hay que regularla, parece de Perogrullo, pero que sea posible en las circunstancias actuales, es una entelequia. No se puede controlar la inmigración irregular cuando las normas que rigen en la inmensa mayoría de los países del primer mundo hacen prácticamente imposible la llegada de inmigrantes por medios regulares. Leyes migratorias, de tinte defensivo, que disuaden a las buenas gentes de acogerse a las vías legales y que no sólo las empujan a empeñar sus ahorros familiares en las mafias, sino su propia seguridad. Muchos de quienes hoy trabajan, viven y crían a sus hijos entre nosotros llegaron de manera irregular o cayeron en la contravención de las leyes de Extranjería, convencidos de que donde se cierra una puerta se abre un portillo. Huyen de la violencia, la falta de esperanza o en busca de mejores oportunidades. No los arrastra Sánchez, créame. Y si un día llega usted a La Moncloa, lo que no es imposible pues ya millones de espoles le votan, lo comprobará.