Presupuestos de sangre
En 2006 se estrenó la película «Diamantes de sangre», una dramática historia de la Guerra Civil en Sierra Leona, protagonizada por Leonardo DiCaprio, en la que se narra como los grandes conglomerados comercializadores de diamantes los adquieren en el mercado ilegal y cómo se utilizan para intercambiarlos por armas en dicha región africana. El ex presidente de Liberia, Charles Taylor, fue juzgado por Crímenes contra la Humanidad y declarado culpable de financiar la guerra a costa de estas piedras preciosas. El proyecto de los PGE para el año 2022 fue aprobado el pasado 7 de octubre en el Consejo de Ministros, y contará con la ayuda del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, el instrumento para canalizar los fondos europeos, dentro del conjunto de instrumentos comunitarios englobados en Next Generation, dotado con 750.000 millones de euros, de los que España recibirá 140.000 millones. El gobierno lanza mensajes de optimismo sobre su gestión, ajeno al déficit público del Estado. Aprueban un proyecto de presupuestos con unas previsiones de crecimiento del PIB de un 6,5% para este año y un 7% el próximo, lejos de las previsiones más realistas del FMI o del banco de España. Las ministras Calviño y Díaz acuerdan el incremento del gasto, con la subida de salario del 0,9% para los empleados públicos para 2022 y la revalorización de las pensiones, a pesar de que esta subida no se contemplaba en el borrador del Plan Presupuestario enviado a Bruselas. Lanzan la mayor oferta de empleo público de la historia, con un total de 30.445 plazas para la Administración General del Estado, mientras mantienen sus estimaciones sobre la tasa de paro, que se situará este año en el 15,2% a pesar de que todavía quedan unos 400.000 afectados por un ERTE que no se consideran parados en las estadísticas del SEPE. Se comprometen a controlar los trámites de las cuentas públicas, validando un techo de gasto de 2022 en 196.142 millones de euros, –similar al pasado año, en plena pandemia–, evidencia de que no hay propuesta de disminuir el endeudamiento público, y las comunidades autónomas percibirán 18.396 millones, un 32,1% superior a la del año pasado disponiendo de más dinero que nunca en 2022. Y se mantiene la previsión de déficit público del 8,4% del PIB y una tasa de referencia de déficit del 5% en 2022. Pero esta reducción del déficit, sin reducir gasto, solo puede llevarse a cabo incrementando los impuestos. Se negocia rápidamente la aprobación de los PGE y los socios del gobierno enseñan sus cartas. El PNV pide la alta velocidad y el ingreso mínimo vital, y se erigen en la voz sensata que solicita modular el decreto sobre el precio de la luz para frenar el impacto negativo que tendría en la industria vasca y el empleo. ERC excluye al partido de Puigdemont, tras su expulsión de la mesa de negociación, se niega a incluirlo en las conversaciones con el Gobierno sobre las cuentas, mientras sigue el lío catalán con peticiones de amnistía y referéndums. Pero ha sido Otegi quien ha enseñado su comodín, al condicionar su voto a que los 200 presos de ETA, que siguen recluidos, sean puestos en libertad. «Tenemos a 200 dentro. Y esos 200 tienen que salir de la cárcel. Si para eso hay que votar los Presupuestos, pues los votaremos». Otegi pasó de ser aplaudido por las terminales gubernamentales a villano en sólo siete horas. De una declaración en que mostraba su pesar por el dolor causado por ETA a las víctimas, a chantajear al gobierno: « Bildu tiene que obligar al Ejecutivo a que cambie la ley» para poder poner en libertad a los presos de ETA, lo que calificó como «la madre de todas las batallas». Como a los diamantes africanos, los votos favorables de Bildu a los presupuestos, estarán manchando de sangre.
El gobierno lanza un mensaje, ajeno al déficit público Solo se puede reducir la deuda subiendo los impuestos