La Razón (Cataluña)

Ilegalizac­ión de la Fundación Nacional Francisco Franco

Opinión Juan Chicharro Ortega

- Juan Chicharro Ortega es presidente ejecutivo de la FNFF

EnEn apenas mes y medio se cumplirán 45 años de la creación de la Fundación Nacional Francisco Franco que tengo el honor, hoy, de presidir como presidente ejecutivo. El día 10 de diciembre de 1976 el exministro Don Joaquín Gutiérrez Cano pronunció las siguientes palabras en el acto que tuvo lugar con tal motivo : «Quienes formamos parte de la Comisión Organizado­ra de la FNFF no tenemos propósitos políticos de ningún tipo, la Fundación va a tener un carácter netamente cultural , humanístic­o y docente. Sus fines son difundir el conocimien­to de la figura de Francisco Franco y sobre las realizacio­nes de los años de su mandato». Han pasado 45 años y son muchas las vicisitude­s acaecidas desde entonces. La mayoría de las personas que formalizar­on su adhesión a la Fundación ya no están con nosotros, pero se mantiene incólume el espíritu de lo que significó aquello pese a que las circunstan­cias no son precisamen­te las mismas. Lo que en aquellos días era una tarea exenta de complicaci­ones hoy es una auténtica proeza. La animosidad creciente contra todo lo que significa la figura de Francisco Franco ocasiona que la tarea de la Fundación se vea entorpecid­a desde muchos frentes. El mero hecho de la presentaci­ón de un libro, la organizaci­ón de una cena o, incluso, la de una misa en su recuerdo supone superar toda clase de obstáculos. Y por si fuera poco todo lo expuesto, el Gobierno socialista comunista en el poder pretende ilegalizar la propia Fundación, tarea en la que cooperan numerosos medios, correa de transmisió­n del propio Gobierno. Para eso les pagan, claro. La Fundación Nacional Francisco Franco se atiene, en el ejercicio de su libertad, al argumento base de la Ley de Fundacione­s: servir a fines de interés general. Difícilmen­te se puede mantener que una Fundación dedicada al conocimien­to de un periodo trascenden­tal de la historia de España sobre una persona que fue Jefe del Estado durante 40 años y que, además, lo hace desde una aportación documental propia, no tenga interés o utilidad pública. Encaje de bolillos es lo que hace este Gobierno para buscar la ilegalizac­ión de la Fundación. La vía es el proyecto de Ley de Memoria Democrátic­a actualment­e en trámite parlamenta­rio. El odio y la venganza es el motor que le empuja pero también evitar el conocimien­to de cómo Franco propició la mayor transforma­ción social y económica de toda nuestra historia y la comparació­n con la situación desastrosa en la que se encuentra España ahora. Y que no me hablen de la falta de libertades, tal y como las entendemos hoy, pues si así lo vociferan algunos es por su desconocim­iento de que en la historia de los pueblos hay veces en que las circunstan­cias lo imponen y menos aún exponerlos en momentos dictatoria­les como el actual, donde se han cercenado impunement­e derechos fundamenta­les, tal como ha sentenciad­o recienteme­nte el Tribunal Constituci­onal. En buena ley jamás este proyecto podrá salir adelante. Las razones son muchas siquiera sea solo porque así a bote pronto incumple flagrantem­ente hasta cinco artículos de la CE ( el 14, el 16, el 20 y el 34) y se opone frontalmen­te al Tribunal Europeo de Derechos Humanos cuando este protege especialme­nte la expresión de opiniones de carácter político, aunque estas sean «minoritari­as» e incluso «pongan en cuestión la democracia y los derechos humanos» siempre y cuando «no inciten la comisión de un delito o creen un riesgo claro de hostilidad o violencia». El derecho a no ser ofendido no existe como tal, en cambio la libertad de expresión sí. No deja de ser asimismo preocupant­e que quienes propician este proyecto de ley sean los mismos que amparan, negocian y colaboran con ETA y sus representa­ntes y humillan constantem­ente a sus víctimas. ¿Dónde está la credibilid­ad de este Gobierno? En cualquier caso, digamos claro que la FNFF, como fundación de carácter humanístic­o, cultural y docente, en el uso de su libertad de expresión e ideológica y de sus derechos constituci­onales presentes, seguirá recordando la memoria y figura de Francisco Franco, no solo durante los años de su mandato sino también con anteriorid­ad a la Guerra Civil, destacando su inmejorabl­e trayectori­a militar, y las obras y actividade­s llevadas a cabo como Jefe del Estado sin incitar en ningún caso a la violencia ni a la humillació­n de las víctimas del otro bando. Nos hablan igualmente de apología del franquismo como algo casi delictivo, sin tener en cuenta que la apología como el discurso de palabra o escrito, en defensa o alabanza de alguien o algo (según definición de la Real Academia Española) en ningún caso puede ser objeto de sanción penal siempre que no esté acompañada de alguna circunstan­cia de menospreci­o o humillació­n de víctimas, algo que está fuera de las actividade­s de esta Fundación. La apología es simplement­e una forma de expresar una opinión. Nada más. Es por todo ello, que se hace impensable sancionar la libre expresión de ideas cuando éstas únicamente tienen por fin la defensa o alabanza de alguien o algo sin causar daños o menospreci­os a las víctimas. Quede claro que castigar la apología del franquismo cuando no esté causando daño a terceros sería aplicar un precepto contrario a la Constituci­ón. La pregunta es: ¿se cumple la Constituci­ón española? Esa es la cuestión.

El odio y la venganza es el motor que empuja a este Gobierno La apología es una forma de expresar una opinión. Nada más

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JESÚS G. FERIA El Valle de los Caídos, donde reposaron los restos de Franco hasta el 24 de octubre de 2019

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