El órdago polaco fractura a la UE
► Consejo Europeo en Bruselas Merkel defiende, en la que podría ser su última reunión comunitaria como canciller, el diálogo con Varsovia mientras Rutte pide mano dura
EraEra la crónica de un enfrentamiento anunciado. El desafío planteado por Polonia, cuyo tribunal constitucional ha puesto en cuestión la primacía del derecho europeo sobre el nacional, ha sacudido fuertemente la cumbre europea que comenzó ayer y se prolongará hasta hasta hoy. Después de que el debate de este martes en el Parlamento Europeo (PE), con la intervención del primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, no consiguiera rebajar la tensión sino todo lo contrario, era inevitable que este tema acabara apoderándose de la agenda de esta cumbre. El equipo del presidente del Consejo, Charles Michel, había sorteado hasta al último momento introducir este tema en el orden del día, pero ante lo inevitable de la situación (con el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, como principal ariete contra su homólogo polaco), acabo haciéndole hueco pero sin que este asunto aparezca en el texto de conclusiones del encuentro y genere más fricciones de las necesarias. Al cierre de esta edición, la cita no había concluido y se desconocía cómo había transcurrido el debate a puerta cerrada.
A pesar de que la situación resulta explosiva o, quizás por eso mismo, delegaciones como la alemana o la española creían que acorralar a Morawiecki –tal y como sucedió en la cumbre de junio con Viktor Orban por sus leyes consideradas homófobas– no lleva a ninguna parte y puede eclipsar y emponzoñar otras temas de máxima importancia para el futuro de la Unión como la escalada de los precios de la energía, la inmigración descontrolada, los tratados comerciales o la digitalización.
A su vez, este debate por parte de los líderes europeos resulta particularmente espinoso ya que también atañe al propio reparto de poderes dentro de las instituciones europeas. En el mes de diciembre y, después de que Polonia y Hungría amenazasen con bloquear la aprobación del plan de reconstrucción europeo contra el coronavirus bautizado como «Next Generation EU» y las presu-
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puestos europeos para los próximos seis años, el resto de los países europeos acabaron cediendo y garantizaron a los dos rebeldes la potestad de acudir al Tribunal de Justicia de la UE para que éste se pronunciase sobre la legalidad del nuevo mecanismo que supedita el desembolso de los fondos al respeto al Estado de derecho. Se espera que la sentencia llegue a principios del año que viene y hasta ahora, la Comisión Europea (CE) no ha intervenido a pesar de que legalmente no está obligada a esperar este fallo para iniciar el procedimiento que puede demorarse entre cinco y ocho meses.
Fuentes diplomáticas no querían que esta cumbre pusiera en cuestión la independencia del Ejecutivo comunitario a la hora de actuar en su función de guardiana de los tratados, aunque hay capitales que presionan para una respuesta rápida mientras otras piden cautela. Además, el Parlamento Europeo amenazó el miércoles con llevar el tema ante el alto tribunal europeo si el organismo presidido por la Comisión responde con celeridad. De momento, el Ejecutivo comunitario se ha limitado a congelar la luz verde del fondo de reconstrucción europeo post- covid del que a Polonia le corresponden 39.000 millones de euros. Berlín y Madrid son dos de las capitales que prefieren esperar al veredicto de la justicia europea sobre la legalidad del mecanismo y aprovechar este lapso de tiempo para dialogar con Varsovia. El reparto de papeles en esta cumbre no ha dado demasiadas sorpresas.
En el que puede ser su último encuentro europeo tras dieciséis años en el poder, Merkel se despide intentando tender puentes Este- Oeste, Rutte sigue siendo el látigo de Polonia y el primer ministro húngaro, Viktor Orban, sigue siendo el gran aliado de Morawiecki.
«Debemos hallar vías y posibilidades de volver a acercarnos porque una cascada de litigios ante el Tribunal de Justicia Europeo no es una solución del problema de cómo se puede vivir el Estado de derecho en la Unión Europea», aseguró la canciller a su llegada al encuentro. «Tenemos que ser severos», contraatacó Rutte. «La independencia del poder judicial polaco es la principal cuestión que tenemos que discutir. Es muy difícil concebir la manera en que se puede poner una nueva partida de fondos a Polonia sin haber resuelto previamente esta cuestión», aseguró el primer ministro holandés, que a pesar de la dureza se mostró mucho más comedido que en el mes de junio, cuando señaló a Hungría la puerta de salida del club europeo si no respetaba las normas. «No hay duda y es una cuestión legal muy simple», reclamó.
También el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, que no pudo acudir a la cumbre por razones de salud, envió una declaración a los líderes avisando de que «nunca antes se había cuestionado la Unión de forma tan radical» y les confirmó que ha encargado a los servicios jurídicos de la Eurocámara preparar una demanda ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para forzar la congelación de fondos de Polonia y Hungría. En el PE creen que la Comisión está eludiendo su responsabilidad al no tomar medidas contra el desacato de los países del Este. Las espadas están en alto.