La Razón (Cataluña)

Los 100 presos que Bildu quiere acercar antes de Navidad

►La formación de Otegi confía en que el Gobierno autorice nuevos traslados en los próximos meses. Una vez en cárceles del País Vasco tendrán más fácil obtener beneficios penitencia­rios y adelantar su libertad

- J. M. Zuloaga.

LaLa intención del entorno de ETA es que salgan de la cárcel sus presos en el menor plazo posible, aunque sea en situacione­s de semilibert­ad o permisos. Los cambios legislativ­os requieren tiempo y hay mucha prisa porque son consciente­s de que la oportunida­d que les brinda el Gobierno de Pedro Sánchez, al que le desean otros seis años en el poder, no se les va a presentar.

Lo ha dejado claro esta misma semana la asociación Etxerat, que agrupa a la mayoría de los familiares de los reclusos: es urgente que «se acometa de una vez el cambio de la política penitencia­ria. Estamos hablando de que buena parte de las y los presos vascos deben quedar en libertad en aplicación de la ley ordinaria. Y de ahí la importanci­a de que nos movilicemo­s como sociedad, junto a responsabl­es sindicales, políticos y sociales y sigamos saliendo a la calle».

No quieren nuevas leyes porque interioriz­an que las existentes les valen, siempre que se haga una interpreta­ción de las mismas que les favorezca. Que se cambie la política penitencia­ria, algo que, de hecho, ya está ocurriendo, pero no a la velocidad que desean.

Según las últimas cifras facilitada­s desde el citado entorno, el número de reclusos es de 177, de los que 77 se encuentran ya en el País Vasco y Navarra. En lo que se refiere a los que dependen ya del Gobierno de Vitoria no tardarán, según fuentes penitencia­rias, en acordarse las medidas que son competenci­a de las juntas de tratamient­o tratamient­o de las cárceles para, en función del comportami­ento del recluso, del tiempo de condena cumplido y su clasificac­ión, disfrutar de los correspond­ientes permisos y hasta vivir, en la práctica, fuera de prisión.

Se trata de hacerlo de una manera discreta dada la sensibilid­ad que este asunto provoca entre las víctimas del terrorismo, que siguen atentas a cualquier movimiento que favorezca a los pistoleros.

Decisiones de más calado tienen que pasar, necesariam­ente, por el Juzgado Central de Vigilancia Penitencia­ria, residencia­do en la Audiencia Nacional.

El esfuerzo del entorno proetarra se centra en los cien reclusos que aún están fuera del País Vasco y Navarra (intentan que sean acercados a estas comunidade­s antes de Navidad), aunque casi medio cen

tenar se encuentran a 200 kilómetros o menos, en los centros penitencia­rios de Burgos, Logroño y Cantabria.

Los otros 50, son los que, pese a estar al norte de Madrid, «sufren», en palabras de dicho entorno, una política «represiva, de venganza». Centran los esfuerzos, mediante la presión que ejerce EH-Bildu con su apoyo al Gobierno central, para que los acercamien­tos se produzcan ya.

La más alejada del País Vasco es Lola López Resina, condenada por un atentado en Santander en el que murieron tres personas y 20 resultaron heridas, que se encuentra en prisión de Brieva, en Ávila. A una distancia similar, en Madrid, está el asesino Javier García Gaztelu, «Txapote», y su pareja, Irantzu Gallastegu­i, autores de varios atentados, entre ellos el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco.

Y a distancias menores, el que fuera cabecilla de la banda FélixLópez de la Calle, «Mobutu», en Asturias; Juan Carlos Iglesias, «Gadafi», que cometió múltiples atentados en el «comando Vizcaya», y Jon Bienzobas, «Karakulo», autor de la muerte de Francisco Tomás y Valiente, que están en Dueñas, Palencia. En León se encuentra el tristement­e famoso Henri Parot, del «comando Argala», uno de los más sanguinari­os pistoleros de ETA; y en Zuera, en Zaragoza, los miembros del «comando Andalucía» Mikel Azurmendi, José Luis Barrios e Igor Solana.

Es cuestión de tiempo que este medio centenar de terrorista­s sea trasladado al País Vasco porque, entre otras cosas, es un asunto de vital importanci­a para que Arnaldo Otegi y su entorno sigan controland­o Sortu y, por ende, EH-Bildu.

El apoyo a Madrid provoca recelos en los sectores más intransige­ntes de la llamada «izquierda abertzale» y la baza de los presos es fundamenta­l para que puedan mantener ese control.

Las expectativ­as electorale­s son buenas y lograr la libertad de los reclusos, un éxito que se podrá explotar en unos futuros comicios.

Los presos de ETA, la mayoría de los cuales se mantienen dentro del «colectivo», el EPPK por sus siglas en euskera, obedecen ciegamente la disciplina que se impone desde Sortu, consciente­s de que, además de los acercamien­tos de los que ya se han beneficiad­o, la vuelta a sus casas, aunque sea de forma parcial al principio, está más cerca que lejos.

Una vez reagrupado­s en las tres cárceles del País Vasco y en la de Navarra, el control será aún más sencillo, como cuando estaban, en su tiempo, en Herrera de la Mancha. Es habitual que en cada centro haya una especie de «comité de dirección» (algo que se había perdido en la práctica con la dispersión) encargado de hacer de interlocut­or con la dirección de los centros.

No es difícil imaginar el efecto de fuerza que podrá ejercer el «colectivo», ya en su tierra, sobre funcionari­os y responsabl­es de las cárceles; y con el apoyo exterior justo al otro lado de los muros de las prisiones.

Si a esto añadimos la presión social, por medio de manifestac­iones y actos similares, que la izquierda proetarra va a realizar, el mantenimie­nto de los presos en las cárceles durante mucho tiempo se hace poco menos que imposible, por más que la administra­ción vasca del PNV-PSE quiera imponer las reglas de forma estricta.

Por lo que respecta a los presos disidentes, cinco o seis, agrupados en torno a ATA, se han mantenido hasta ahora encontrad e Sortu yArn al do Otegi, contraelqu eh ancríticas. Consideran que, después de cuatro décadas de terrorismo, los objetivos estratégic­os por los que lucharon no se han conseguido y se ha optado por vías políticas que no permitirán alcanzarlo­s a corto plazo. Sin embargo, cuando vean a los que fueran sus compinches disfrutar de la libertad para poder volver a sus casas mientras ellos permanecen en prisión, la disidencia puede convertirs­e en algo muy difícil de mantener.

 ?? RUBÉN MONDELO ?? Concentrac­ión de Etxerat cuando Otegi salió de prisión en 2016
RUBÉN MONDELO Concentrac­ión de Etxerat cuando Otegi salió de prisión en 2016
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain