La Razón (Cataluña)

El partido de la juventud

► A pesar de su edad, Ansu Fati y Vinicius son la bandera del Barça y del Madrid

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Vinicius tiene 21 años, pero ya es difícil catalogarl­o como un futbolista joven. Ha vivido la fama fulgurante de quien llega y marca; una lesión, el dolor de quien ve que no cuentan con él, las críticas como si llevara una carrera a sus espaldas y ahora, de nuevo, la fe de toda una afición. A Ansu Fati, que va a cumplir 19 años dentro de una semana, el Barcelona le dio el número 10, el de los elegidos y que en el equipo azulgrana, este curso, lleva la doble carga de ser el de suceder a Messi; se le ha firmado un contrato de estrella y se niega con palabras lo que confirman los hechos: que es él quien tiene que resucitar a una institució­n derrumbada económicam­ente y sin banderas a las que agarrarse. Ansu Fati es algo más que un futbolista, es un símbolo. Da igual que sólo haya disputado 48 partidos como azulgrana.

Los futbolista­s jóvenes en los grandes equipos provocan dos sentimient­os, muchas veces simultáneo­s: o desconfian­za o fe absoluta. Pero en tiempos de crisis económica o de temporadas sin fichajes se convierten en la única esperanza. A esos jóvenes, pero sobradamen­te preparados, se han agarrado el Real Madrid y el Barcelona para hacerse fuertes. Sin Messi, Ansu Fati es lo más parecido que hay en el Camp Nou para no echar de menos a una leyenda; a la espera de Mbappé, Vini es lo más divertido que se puede ver en el Bernabéu. Por eso, las miradas del Clásico de esta tarde se centran en ambos futbolista­s: lo que tenga que pasar, probableme­nte pase por su velocidad y su descaro.

Cuentan en el vestuario del Real Madrid que una de las claves de que a Vinicius le salga casi todo lo que intenta es que siente el apoyo del entrenador como no lo percibía antes. Ancelotti empezó la temporada con Bale y con Hazard, pero luego todo se ha puesto en su sitio. Los dos primeros van de lesión en lesión, mientras que Vinicius va dejando atrás rivales y marcando a un ritmo inalcanzab­le para cualquiera que no sea Benzema. El entrenador italiano ha entendido que el modo de llevar al brasileño es exigirle sin solemnidad, pedirle mientras se le enseña y Vini, así, juega sin que cada partido sea un examen. Eso significa que sigue arriesgand­o como antes, pero lo hace con la confianza de que un error no va a suponer una duda acerca de su talento. Empieza a ver pocas dudas acerca de eso. «Se agradece que el míster me dé la confianza y los jugadores me dan la confianza que necesito para hacer las cosas bien», explicaba a principio de este curso. Ha metido cinco goles en LaLiga (más dos en la Champions) y suma 51 regates, nueve más que el segundo, el bético Fakir.

Ansu Fati ha regresado de una lesión y apenas ha disputado tres encuentros en este curso, sólo suma 94 minutos y sin embargo, ha sucedido como si una ola hubiese levantado al Barcelona de su letargo.

El nivel del rival del equipo de Koeman se mide ya por dónde empieza el joven delantero los encuentros: si lo hace en el banquillo es que se considera que el rival es inferior a los azulgrana. Si es titular, es que se va a por todas. El entrenador holandés no quiere forzarle. Casi es un milagro que haya vuelta en la forma que ha regresado tras tantos meses sin jugar y no se va a arriesgar. Por eso fue suplente contra el Dinamo en Champions. Quería el míster que estuviera descansado para el choque de hoy.

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EFE EFE Ansu Fati y Vinicius centran todas las miradas en el partido del Camp Nou

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