“La XLH es una enfermedad que presenta graves anomalías esqueléticas debido a una pérdida renal de fosfato”
Empecemos por el principio, ¿de qué hablamos cuando hablamos de enfermedades raras?
Nos referimos a un grupo muy amplio de enfermedades que tienen en común que son poco frecuentes. Esta circunstancia implica que son poco conocidas y, en muchas ocasiones, sin tratamientos efectivos. En la actualidad se considera que hay más de 7.000 enfermedades raras diferentes, que en su conjunto afectan casi al 3 por ciento de la población. La mayor parte de ellas son de origen genético y se manifiestan en la edad pediátrica. De forma estricta, la definición de enfermedad rara viene dada por su baja prevalencia, que en Europa supone menos de 1 de cada 2000 recién nacidos. Como hemos comentado, cada una de ellas es muy poco frecuente, pero en su conjunto no son tan “raras”, y, en muchas ocasiones sin tratamientos efectivos.
Una de estas enfermedades es la hipofosfatemia ligada al cromosoma X (XLH). Para que lo podamos entender todos, ¿qué es?
Se trata de una “enfermedad rara” de origen genético en la que los afectados tienen graves anomalías esqueléticas debido a una pérdida renal de fosfato. La falta de fosfato en la sangre condiciona una grave alteración en la mineralización de los huesos que se manifiesta en forma de raquitisimo en los niños y osteomalacia en los adultos. Los huesos mal mineralizados por falta de fosfato se deforman o rompen y los afectados tienen graves consecuencias y una muy mala calidad de vida. No obstante, esa falta de fosfato que comentamos no solo tiene ese efecto, igual más evidente, sobre los huesos, sino que afecta a múltiples sistemas del cuerpo, puesto que el fosfato es fundamental en muchos de los procesos biológicos.
Este trastorno genético se debe a una mutación, bien “heredada” o “de novo”, en el gen PHEX, que está localizado en uno de los cromosomas sexuales, el cromosoma X. Las mujeres tienen dos cromosomas X, mientras que los hombres tienen un solo cromosoma X. Su carácter es dominante, lo cual significa que, a pesar de estar localizado en el cromosoma X, afecta tanto a hombres como a mujeres. Todas las hijas de un varón afectado estarán afectas, mientras que, para las mujeres, únicamente los hijos o hijas que hereden el cromosoma X con la mutación estarán afectados. El trastorno genético condiciona una elevación mantenida en la sangre de FGF-23, un factor plasmático producido en el hueso que regula la reabsorción de fosfato en el riñón.
¿A qué síntomas debemos estar atentos?
Todo niño o niña que tenga problemas para comenzar a caminar, que asocie deformidades de las piernas o talla baja, irritabilidad asociada con la manipulación de las extremidades o signos en las radiografías o análisis de sangre que sugieran un raquitismo, pueden estar manifestando una forma de raquitismo. Una elevación de la fosfatasa alcalina en la sangre de un niño con retraso en el inicio de la marcha debe alertar hacia una forma de raquitismo. La disminución del fósforo en sangre acompañado de pérdidas de fósforo en orina, sugieren una forma de raquitismo hipofosfatémico.
Además, todos los hijos de personas con un posible raquitismo (deformidad de extremidades, fracturas, talla baja) pueden heredar una mutación en PHEX que condicione la presencia de este tipo concreto de raquitismo hipofosfatémico, la XLH.
¿Cómo se diagnostica y qué expectativas hay en caso de que estemos afectados?
El diagnóstico de la XLH se inicia con la sospecha clínica, se continua con los estudios de fósforo en sangre y orina y, más adelante, se realizan los estudios de hormonas que pueden incluir el FGF-23, y los estudios genéticos cada vez más accesibles y rápidos. Recordad que, ante un fósforo disminuido en sangre, una orina aislada permite hacer una orientación inicial ya que, ante una hipofosfatemia, la reabsorción tubular de fosfato debería ser cercana al 100%.
Aunque se trata de una enfermedad rara, afecta a uno de cada 20.000 recién nacidos. El tratamiento clásico se basaba en los aportes de fósforo oral y vitamina D activa (calcitriol). En la actualidad, disponemos de un tratamiento efectivo indicado para el tratamiento de la XLH en niños y adolescentes de 1 a 17 años con signos radiográficos de enfermedad ósea, y en adultos, que inhibe el exceso de actividad de FGF23. De este modo actúa sobre la patofisiología de la enfermedad.
¿Cómo afecta a la calidad de vida de los pacientes y a su entorno?
Los pacientes afectados por XLH pueden estar gravemente afectados. Los tratamientos disponibles, hasta muy recientemente, eran difíciles de mantener en el tiempo por la mala tolerancia digestiva y con una efectividad muy variable. Además, los efectos secundarios a nivel renal obligaban a un seguimiento muy estrecho y, en ocasiones, era necesario recurrir a cirugías correctoras. La llegada de este tratamiento innovador ha cambiado sustancialmente la perspectiva de estos pacientes con una expectativa de calidad de vida muy superior a la de hace unos años.
“En la actualidad se considera que hay más de 7.000 enfermedades raras diferentes, que en su conjunto afectan casi al 3 por ciento de la población”
“La XLH es una enfermedad rara genética para la que disponemos de un tratamiento efectivo que puede modificar de forma significativa la calidad de vida de estos pacientes”