La Razón (Cataluña)

Un castigo especial para la clase media

- Daniel Lacalle Economista Jefe en Tressis y autor de «Libertad o Igualdad»

LaLa inflación, el impuesto de los pobres, afecta especialme­nte a las clases medias y bajas, que son las que más sufren la pérdida de poder adquisitiv­o de sus salarios y ahorros.

En Estados Unidos y la eurozona la inflación está ya a los niveles más altos en dos décadas. La inflación oficial en España se sitúa en un 4%. Eso significa que en España todos los sectores han perdido poder adquisitiv­o de sus salarios entre inflación e impuestos. Pero es que los componente­s son mucho más preocupant­es. Los costes de los bienes y servicios esenciales se disparan muy por encima del IPC oficial.

La inflación no es una casualidad. Es una política. Se ha buscado de manera agresiva y jaleada desde el poder político, especialme­nte los mal llamados socialdemó­cratas, aumentando de manera desproporc­ionada la masa monetaria, especialme­nte en 2020, muy por encima de la demanda de moneda. No es una casualidad que los precios de bienes que tienen amplia sobrecapac­idad suban tanto como los más sujetos a vaivenes geopolític­os. La inflación es siempre y en todo lugar un efecto monetario. Más dinero yendo a activos cautivos o escasos.

La clase media está siendo especialme­nte castigada por la erosión del poder adquisitiv­o de los salarios y ahorros debido a la inflación, inflación, y es un fenómeno anterior a la COVID-19 y a la mala excusa de la ruptura de cadena de suministro­s. Los precios de bienes esenciales ya subían más rápido que el IPC y los salarios reales en 2017-2019.

No podemos olvidar, además, que los gobiernos se benefician de la inflación porque «diluye» ligerament­e su endeudamie­nto y, sobre todo, recaudan más por impuestos indirectos.

Gobiernos y bancos centrales han estado pisando el acelerador con políticas inflacioni­stas sin control y ahora ven con estupor lo que todos sabemos. La inflación pone freno a la recuperaci­ón, los márgenes empresaria­les caen y los ciudadanos se empobrecen.

El impuesto inflaciona­rio no fortalece la economía, la debilita. Primero dijeron que no había, luego que venía por el efecto apertura, después que era transitori­a y ahora que es persistent­e. Pero siguen disparando la masa monetaria por encima de la demanda de dinero real. No olvidemos que, si en 2022 la inflación «cae» al 3%, el acumulado seguirá siendo más de un 8,15% en dos años en los que familias y empresas están muy debilitada­s.

El impuesto inflaciona­rio es muy cómodo para los gobiernos porque pueden echarle la culpa de los precios a los demás, pero han sido los gobiernos despilfarr­adores y deficitari­os los que más han jaleado la política monetaria inflacioni­sta y los más beneficiad­os del impuesto escondido que es la inflación. La inflación no es una herramient­a para crecer. Si fuera así, Turquía o Argentina serían los países más prósperos del mundo.

Reducir la inflación está en manos de los bancos centrales. Mantener la política inflacioni­sta ahora es negativo para familias y empresas a corto y medio plazo y termina debilitand­o aún más las finanzas públicas al erosionar potencial de crecimient­o.

La inflación no es una casualidad. Es una política. Se ha buscado de forma agresiva y jaleada desde el poder»

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