Ribera está quemada
Opinión Luján IPARRAGUIRRE
LaLa relación entre las eléctricas y el Gobierno se ha cortocircuitado por completo, lo que no augura nada bueno para la ministra del ramo, Teresa Ribera. Incapaz de lograr acuerdos, Ribera da signos de electrocución. Por no decir que está quemada. Ayer se descolgó con unas declaraciones a escasas horas de que Iberdrola presente sus resultados y de que, previsiblemente, haga nuevos anuncios que afecten a sus inversiones en España. nada menos que 7.000 millones de euros que estaban comprometidos antes de que el Gobierno se echara en manos de las tesis de Podemos contra un sector capital en la recuperación económica, en la transformación energética y muy intensivo en generación de empleo directo e indirecto. Al ser cuestionada por unas declaraciones del presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, Ribera aseguró cortante que «cada cual hablemos de lo que conozcamos más que dar lecciones a los demás». Buena onda y espíritu negociador, sí señora.
El fracaso de las propuestas que el Gobierno va deslizando entre sus palmeros con escasa o nula acogida en las instancias comunitarias debe detener buena parte de la culpa. Normal, habida cuenta de que lo que el Ejecutivo propone es o ejercitarse en el funambulismo eléctrico, al borde siempre de los apagones, o volver a la generación de un agujero en el sistema, algo de lo que los socialistas saben bastante. La otra parte del nerviosismo de Ribera la tienen los daños colaterales de las medidas que aprueba sin encomendarse a nadie. La posible subida de tarifas a la industria por la presión confiscatoria a las eléctricas o que el común de los mortales ya no sepa a qué hora prender la luz porque, suprimidos buena parte de los peajes y cargos, hoy ya no tiene que poner la lavadora de madrugada. De hecho, le salía más caro hacerlo a la 1 de la madrugada (casi 29 céntimos el kilovatio hora) que ponerla a las 3 de la tarde (algo menos de 23 céntimos kWh). Un desbarajuste.