Almeida presume del liderazgo económico de Madrid ante la decadencia de Barcelona
«Va como un tiro», asegura el alcalde del PP en una visita en pleno debate por la gestión de Colau. Da las claves y dice que ha cogido el relevo «de la Barcelona olímpica»
MadridMadrid va como un tiro» Así de claro se mostró su alcalde José Luis Martínez-Almeida (PP) en su visita de ayer a Barcelona. Territorio ajeno, ciudad en manos de Ada Colau, en el punto de mira por el grito de alerta de entidades tan influyentes como el Círculo de Economía, que habló de «decadencia» económica, de modelo en riesgo, o las críticas de comerciantes y vecinos por la suciedad en las calles. Almeida, en cambio, sacó pecho y aprovechó el tirón de la capital de España para presumir de modelo económico y liderazgo público, para emparentar el Madrid actual con la Barcelona del 92. La receta: apostar por el negocio, las inversiones, la baja fiscalidad y la apertura social y económica.
«En estos momentos si hay una ciudad en España que se identifica con la modernidad, con una visión cosmopolita, abierta al dinamismo, a la atracción de talento e innovación es Madrid», remarcó el alcalde de la capital en el Círculo Ecuestre de Barcelona, en un auditorio proclive y ante una importante representación del empresariado catalán.
Y prosiguió: Almeida calificó Madrid como una ciudad «enfebrecida» en el buen sentido, «con ganas de recuperar lo que nos ha arrancado la pandemia y con ganas de comernos el futuro», una actitud que vinculó con lo que era la Barcelona del 92. «Igual que en los ochenta veíamos el progreso económico y social de Barcelona, ahora el liderazgo y el protagonismo le corresponden a Madrid», aseguró el alcalde del PP.
El dirigente, eso sí, no se refirió en ningún momento a Ada Colau ni mentó directamente a la alcaldesa frente a las críticas recientes por la inseguridad o la suciedad de la ciudad de varios sectores y agentes económicos –«No soy yo quién para decir cómo está Barcelona; lo que sí que puedo decir es que Madrid va como un tiro», sostuvo-, aunque sí desgranó su modelo en varias claves, con varios ejemplos.
En el auditorio y como representación del Consistorio solo acudió el socialista Jaume Collboni, al margen de los principales dirigentes del PP tanto en el ámbito metropolitano como autonómico, con el líder Alejandro Fernández a la cabeza.
Almeida celebró la actitud positiva que hay en la capital de España hacia las oportunidades de negocio, como en su día fue el desembarco de la cadena hotelera Four Seasons –proyecto fallido en la capital catalana– y lamentó que a menudo se les «señale» por ello. Y aquí enlazó con la baja presión fiscal que se aplica y que permite atraer a inversores, además de remarcar la rebaja de «65 millones por la rebaja del IBI, que afectará a 2,2 millones de recibos» de prosperar sus ordenanzas fiscales. De hecho, sostuvo que en la Comunidad de Madrid se han sentido señalados «por dumping fiscal» por parte del Gobierno y defendió que lo único que han hecho es aprovechar «el marco legislativo que propicia la España de las autonomías».
En el caso de la ampliación frustrada del aeropuerto de El Prat, aseguró que en Barcelona hubo un «absoluto rechazo y no se buscó alternativa», mientras que en Madrid hubieran intentado lograr una solución para preservar el medio ambiente sin renunciar al desarrollo económico.
Más datos: reivindicó la necesidad de preservar la seguridad ciudadana y «no amparar comportamientos incívicos o antisociales» desde las instituciones. Un alegato de Almeida recibido por aplausos del público en pleno debate por el incivismo y el clima de inseguridad creciente en la Barcelona de Colau con episodios como los macrobotellones o los disturbios en plaza de Espanya de finales de verano, cuando el ocio nocturno permanecía cerrado. «El mantenimiento del orden público es fundamental. Se comienza por problemas de convivencia y se acaba con problemas de orden público», remarcó.
Eso sí, en materia turística fijó deberes para Madrid respecto a Barcelona, especialmente en un público centrado en los negocios, las citas congresuales y empresariales de referencia. Y en este marco el alcalde del PP ha reivindicado un «diálogo competitivo» con el cual ambas ciudades trabajen en beneficio propio, pero sabiendo cooperar cuando sea necesario para no generar un efecto de «suma cero». «No puede ser que se entienda que lo que a uno le va bien al otro le va a ir mal, y viceversa», advirtió en una charla moderada por el periodista Enric Juliana.