«Si fracasamos, nuestros hijos no nos perdonarán»
ElEl primer ministro británico es el anfitrión de la COP26 de Glasgow, la cita con la que Naciones Unidas,
prebostes gubernamentales y todos los expertos del mundo quieren poner remedio a una extinción segura de la especie a unos cientos de años vista, tal vez miles. Pero, ya saben, mejor prevenir, que para luego es tarde. Así que Boris, como si se tratara de uno de esos actores de los títulos de la Hammer, se ha tomado a pecho su papel en esta película de terror titulada calentamiento global .« Si fracasamos, nuestros hijos no nos perdonarán. Nos juzgarán con amargura, y tendrán razón», dijo a los 120 jefes de Estado y Gobierno reunidos en la cumbre del clima. A ver don Bor is no se caliente que para eso ya están los chinos, los rusos, los estadounidenses y los indios atizando las ascuas bajo el planeta sin que nadie los dé la tabarra. Porque a mí, primer ministro, amante de la naturaleza, de pueblo, lo primer oques eme ocurre es que usted o tiene un problemón con sus hijos o sus hijos con usted. Puede que sus seis vástagos estén por reprocharle algo de su vida pasada, con sus tres mujeres, un matrimonio y una peculiar nómina de amantes, o sencillamente existan las típicas tensiones de una familia tan tradicional y estable como la suya. Respecto a los demás adolescentes y jóvenes, al menos esa mayoría con los que nos cruzamos a diario, descuide. Tienen inquietudes más cercanas en el tiempo y en el espacio, ajenas a este nuevo credo ya susprofetas. Incluso cotidianas, mundanas. Sus compatriotas, por ejemplo, que el Brexitnol os dejes in papel conque higienizarse en el baño. En esto no serán tan indulgentes.