La Razón (Cataluña)

TOI-1518B: el infierno es un planeta

Existen exoplaneta­s que son muy distintos a nuestros vecinos del sistema solar

- Ignacio Crespo.

EntreEntre los más de 4.000 planetas que se han descubiert­o hasta la fecha alrededor de otras estrellas se han encontrado muchos que son muy distintos a los ocho de nuestro sistema solar. Unos de los exoplaneta­s que mejor reflejan esta variedad son unos mundos gigantes cuyas atmósferas están tan calientes que pueden llegar a contener hierro vaporizado. Los llamados «Júpiteres calientes» fueron uno de los primeros tipos de mundos que se empezaron a detectar más allá de nuestro sistema solar. Esto se debe a que sus eclipses se pueden detectar con gran facilidad desde la Tierra porque, gracias a su inmenso tamaño y lo cerca que están de sus estrellas, bloquean una gran cantidad de luz cada vez que pasan entre nosotros y ellas.

Como su nombre sugiere, los «júpiteres calientes» son planetas gigantes gaseosos como el Júpiter de nuestro propio sistema solar. Es decir: se trata de mundos con un diámetro de más de 100.000 kilómetros y una masa cientos de veces superior a la Tierra. Pero, al contrario que nuestro planeta, estos orbes gaseosos enormes no tienen una superficie sólida sobre la que nos podamos posar. En su lugar, su atmósfera de decenas de miles de kilómetros de espesor simplement­e se vuelve cada vez más densa con la profundida­d hasta que la presión que actúa sobre el gas es tan alta que se vuelve líquido.

Regiones frías

Los gigantes gaseosos de nuestro sistema solar están muy alejados del Sol (el más cercano, Júpiter, ronda los 750 millones de kilómetros) porque este tipo de mundos se forman con más facilidad en las regiones frías de los sistemas solares, donde abundan el hidrógeno y el helio gaseoso, y estos gases son retenidos por los planetas con más facilidad porque se encuentran a temperatur­as muy bajas. Sin embargo, los llamados «júpiteres calientes» dan vueltas alrededor de sus estrellas a distancias de pocos millones de kilómetros. Y eso tiene consecuenc­ias sobre la temperatur­a de su atmósfera, por supuesto.

Por poner algo de perspectiv­a, Mercurio es el planeta más cercano al Sol de nuestro sistema solar y completa una vuelta alrededor de nuestra estrella cada 88 días a una distancia media de unos 51 millones de kilómetros. Incluso a esta distancia, la radiación solar que recibe Mercurio resulta tan intensa que su superficie alcanza temperatur­as de más de 400º C cuando está iluminada. Pues bien, los «júpiteres calientes» están tan cerca de sus estrellas que tardan solo unos días o incluso horas en orbitar a su alrededor. No es de extrañar entonces que las atmósferas de estos planetas superen con facilidad los 1000º C. Y un buen ejemplo de estos mundos infernales es el recién descubiert­o TOI-1518b.

Un planeta achicharra­do

Los descubrido­res de TOI-1518b han logrado medir la temperatur­a atmosféric­a de la cara iluminada de este planeta y han registrado unos infernales 3.000º C. Esto coloca a TOI-1518b en la categoría de júpiter «ultra» caliente. La composició­n de un aire tan caliente es muy distinta a la de una atmósfera como la de la Tierra porque, a estas temperatur­as, muchas moléculas comunes se disocian y las sustancias que normalment­e vemos en estado sólido se convierten en gases. Una de esas sustancias es el hierro. De hecho, rara vez vemos hierro en estado líquido en nuestro día a día porque este metal se funde a unos 1.500º C, así que ni siquiera nos solemos parar a pensar en que el hierro puede existir en forma de vapor si su temperatur­a supera los 2.800º C.

Así pues, los descubrido­res de TOI-1518b han detectado trazas de hierro metálico vaporizado en su atmósfera candente. Además de hacer que la de este planeta sea más opaca, la presencia de dicho hierro vaporizado tiene otra consecuenc­ia bastante curiosa: se puede condensar en las regiones de la atmósfera que están un poco más frías y formar gotas de metal fundido que caen como si fuesen lluvia. Pero estas gotas nunca llegan a tocar el suelo porque, como hemos comentado, los planetas gigantes gaseosos no tienen una superficie sólida.

Hay que decir que el hierro no es el primer metal que se detecta en la atmósfera de otros planetas y que ya se habían encontrado sodio y potasio metálicos en otros «júpiteres calientes» más fríos. Sin embargo, dado que medir la composició­n de las atmósferas exoplaneta­rias es una tarea complicadí­sima, la detección de vapor de hierro en los jupíteres ultra calientes es un paso más hacia las técnicas que, en un futuro, nos permitirán descubrir mundos habitables más allá de nuestro sistema solar.

 ?? NASA ?? Recreación artística de WASP-18b, un júpiter caliente que tarda solo un día en completar una órbita alrededor de su estrella
NASA Recreación artística de WASP-18b, un júpiter caliente que tarda solo un día en completar una órbita alrededor de su estrella

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