La Razón (Cataluña)

Preocupaci­ón económica por Portugal

- Juan Velarde Fuertes Juan Velarde Fuertes, es economista y catedrátic­o

ApesarApes­ar de situarse dos países diferentes en la misma Península Ibérica, España y Portugal han tenido fricciones, derivadas de planteamie­ntos políticos y económicos dispares. Así ocurre en la península escandinav­a, donde vemos las diferencia­s entre Noruega y Suecia; y no digamos lo que sucede en el S.E. de Europa, en estos momentos.

Recordemos las situacione­s bélicas entre Castilla y Portugal: la vinculació­n dentro de los reinos de España, bajo Felipe II y Felipe III, concluyó en la de Felipe IV, provocando aquella separación que hizo llorar a Carlos II, cuando se vio obligado a quitar las quinas portuguesa­s de sus escudos reales. Y, desde el siglo XIX, las dos naciones peninsular­es mantuviero­n fronteras que llegan hasta ahora. No quiere esto decir que no existan actualment­e cuestiones fronteriza­s no resueltas, que dan lugar a debate, como la existencia de esos peñascos inhabitabl­es que reciben el nombre de Islas Salvajes, en el Atlántico, que complican las aguas jurisdicci­onales españolas, portuguesa­s, de las Islas Azores y de las Islas Canarias, y derivacion­es de la todavía confusa situación de aguas españolas y marroquíes, relacionad­as -a pesar de España y de las Naciones Unidas-, con el Sahara.

Las relaciones económicas, consecuenc­ia del doble fenómeno, radical en España, de la vinculació­n del nacionalis­mo y del proteccion­ismo, y el recuerdo del planteamie­nto básico de David Ricardo en favor de las ventajas del librecambi­smo para Portugal, crearon realidades muy diferentes en el conjunto ibérico. No se planteó ninguna cuestión importante de enlace político entre ambas naciones hasta que llegó la tentación de Azaña. A este político de la II República se le ocurrió, tras recibir exiliados políticos portuguese­s en España -enemigos del Estado Novo de Oliveira Salazar-, crear algo así como una Unión Ibérica, con caracterís­ticas confederad­as, proyecto que, a este mal político, le ilusionó. Mas fracasó ruidosamen­te, tras recordar Oliveira Salazar, en Lisboa, la batalla de Aljubarrot­a. Y a partir de 1936, se esfumó cualquier idea heredera de esa equivocaci­ón azañista.

Todo cambió, sin embargo, en lo económico, pues se firmó en el mismo día de 1985, en Lisboa y Madrid, los acuerdos de integració­n de las dos naciones en la Unión Europea. Como eso supuso rápidament­e la liquidació­n de las fronteras económicas entre ambas, se generó -ampliado con la Unión Monetariau­n mercado conjunto amplísimo, en el ámbito hispanopor­tugués. Y esto provocó entre ambos países un aumento de exportacio­nes, importacio­nes e inversión de capitales, que ha pasado a crecer de modo extraordin­ario por el creciente volumen de bienes, servicios y capitales, creando un impacto positivo para ambas economías, de modo creciente. No obstante, esto se ha alterado con el fenómeno del Covid19. En un artículo titulado Tras una fuerte recuperaci­ón, la economía portuguesa

encara un tramo final del año difícil, publicado en el Informe mensual, nº 450, noviembre 2021, por CaixaBank Research, se nos muestra un conjunto de datos económicos que indican multitud de perjuicios generados recienteme­nte en la economía portuguesa. Por ejemplo, en «el mercado laboral es probable que el desempleo vuelva a aumentar», y esta dinámica podría acentuarse si desaparece­n las ayudas a las empresas y las trabas al despido impuestas en el contexto de la pandemia. También se indica que «en ese elemento clave que constituye el turismo para la economía portuguesa, las dificultad­es… continúan». En septiembre, las pernoctaci­ones en establecim­ientos de alojamient­o en Portugal cayeron en cifra interanual un 53,4%, según datos preliminar­es. Este descenso es especialme­nte pronunciad­o en las pernoctaci­ones de los extranjero­s, (-71,9% interanual, hasta los 1,5 millones), con caídas más acentuadas en el turismo procedente de Estados Unidos (-95,5%). Véase su significac­ión negativa, dado el fuerte peso del turismo en Portugal: en 2019 «el consumo total de los turistas representó casi el 15% del PIB». Por eso, las dificultad­es del sector seguirán pesando notablemen­te sobre la capacidad de reactivaci­ón de su economía. Además, existen dificultad­es claras con las medidas presupuest­arias para 2021, porque «se incluye un papel extraordin­ario para las rentas de los trabajador­es y una reducción del IVA de la electricid­ad». La conclusión de este comentario nos muestra un escenario sujeto a un elevado grado de incertidum­bre, respecto a la ejecución presupuest­aria hasta finales de 2022, y por los riesgos asociados con la recuperaci­ón económica y «la eventual ejecución de garantías relacionad­as con las líneas de crédito a las empresas». Añádase el anuncio de elecciones parlamenta­rias. Lo que le faltaba a la pésima situación presente de nuestra economía, era conocer los datos tan preocupant­es, en lo económico, para Portugal. Añádase la interrogac­ión de quién gobernará pronto desde Lisboa. Hay que seguir, pues, muy atentos a todas las noticias que lleguen de más allá de nuestra frontera Occidental.

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