Condenas prematuras
TrasTras el intenso crecimiento europeo –un 13,8% en junio–, y frecuentes cortes de electricidad en China, está el optimismo, bajísimos tipos de interés y una demanda latente. El gas sube un 85%; las materias primas disparadas; cuellos de botella en las cadenas de valor del comercio internacional, cierre de fronteras y controles pandémicos con falta de trabajadores en el campo y perceptores de subsidios al alza como la inflación, 5%; luego los tipos subirán. Europa necesita gas de Rusia (43%), de Noruega (20%), de Argelia (11%), y Putin se frota las manos: su oleoducto Nordstream funcionará, Alemania comprará gas ruso, sí o sí.
Los árabes de Qatar y sus reforzados chiítas de Irán, seguirán desestabilizando la Península Arábiga, gracias a mayores ingresos gasísticos. Los sunís sauditas, descontentos, no pueden pararlos.
Biden se opone erróneamente a armar a Riad en la Guerra del Yemen, y al petróleo canadiense de arenas bituminosas; por eso en Estados Unidos recuerdan las palabras de Trump: «Con Biden ya veréis el precio de la gasolina…». Mientras, Oriente Medio vende cada vez más hidrocarburo sauna China de demanda insaciable que reabre sus minas de carbón y que ya avanzó no cumpliría sus objetivos de emisiones de CO2. Al tiempo India los pospone hasta 2070.
A corto la Europa buenista habla de calentamiento global en Londres, mientras nos empobreceremos y otros se enriquecen. ¿Y Sánchez, condenando el carbón y las nucleares, confía en el suministro de gas argelino?
Europa necesita gas de Rusia, Noruega y Argelia