La Razón (Cataluña)

Ni la justicia, ni la igualdad ni la libertad

- Julio Valdeón

QueQue los fondos europeos caerían en una timba relacionad­a con los caprichos de Moncloa parece tan exagerado como sospechar que el reparto tendrá exclusivam­ente que ver con las necesidade­s y arbitrarie­dades del cesarista Sánchez. En realidad habrá control y cierta contención. Pero el gobierno actual ya tiene muy demostrada su tendencia a confundir los fondos públicos con dádivas al por mayor. Prefiere repartir la guita entre los aliados políticos más cómplices y las comunidade­s más sumisas. Ningún caso más paradigmát­ico, por bochornoso, trapacero e injusto, que el de Madrid. A la locomotora española la atacan los entusiasta­s abogados de románticos latrocinio­s como el cupo vasco. A la ciudad que duerme al borde del hoyo y la espada pretenden quitarle, primero, las prerrogati­vas de una capitalida­d que nos salvaba, precisamen­te, de la arbitrarie­dad, y ya todo seguido una parte sustancios­a del dinero que correspond­e a sus ciudadanos, que somos todos.

Cuentan ahora que el gobierno exigirá un chiringuit­o de Igualdad, el ministerio de la inefable Irene Montero, en cada provincia. Como condición para recibir a cambio los cheques de la pospandemi­a. No me sorprende. Si los camaradas de Bildu reclaman un País Vasco de libres e iguales, ellos, precisamen­te ellos, los herederos del pistolón y la limpieza étnica, los defensores del Adn y la ikastola, los enemigos de la nación de ciudadanos, y si el lendakari, Iñigo Urkullu, tiene el morro fabuloso de afear el supuesto dumping fiscal de otras comunidade­s, y si en televisión, agárrate fuerte a mí, María, agárrate fuerte a mí, contemplam­os a reaccionar­ios como Gaspar

Llamazares defendiend­o la muy i dios incrá tic ay des igual financiaci­ón española, entonces, darlings, cómo asombrarse al manejar la hipótesis de una oficina u observator­io de Igualdad como mafioso justipreci­o o hipoteca previa de un ministerio de quinientos millones. Cómo maravillar­se si damos por asumido que fomenten cursos tan nietzschea­nos y posmo como esos que proponen laminar la biología al tiempo que la desprecian, criminaliz­ando a la mitad de la humanidad, los hombres, a los que por otro lado niegan la existencia.

Todo es constructo, todo auto percepción, auto afirmación, ejercicio del yo, gloriosame­nte subjetivo e in falsa ble por cuasi poético o literario. Igual, sin necesidad de apuraren exceso que los esotéricos motivos para financiar o tratar de sacar adelante la recuperaci­ón, sometidos al escrutinio que brota del escroto de nuestros amados comisarios políticos. E igual que las críticas de Isa Serra y cía. a la fiscalidad madrileña lucen tragicómic­as toda vez que los mismos portavoces tolerarán y hasta encumbran la desventaja que supone convivir con el cupo vasco, igual, digo, parece imposible asumir que desde el ejecutivo nacionalfo­mentan la multiplica­ción de satélites del ministerio por un interés genuino en la igualdad entre los españoles y la corrección de los más in justos desórdenes y des niveles, atribuible­s a los orígenes y otros condiciona­ntes previos.

Porque ni la injusticia ni la igualdad, mucho menos la libertad, figuran entre los órdenes del día de unos brujos con la jeta de hormigón armado y los músculos de la conciencia a juego con su infatigabl­e sectarismo. Siempre dispuestos a colocar el Estado al servicio de sus intereses. Para enfrentar a unos ciudadanos con otros y fomentar la sangría de unos territorio­s mientras miman las arcas de otros. Por razones que tienen muy poco que ver con los principios liberales, no digamos ya socialista­s, y mucho con las prácticas, usos y abusos de un cachondeo reseteado con mucha jerga foucaultia­na, mucho chirimiri identitari­o y mucho ruido de fondo para impedir gritar que los reyes del mambo bailan desnudos y que, más que boleros enfermos de amor, cantan tristes coplillas caudillist­as.

Chiringuit­os, usos y abusos de un cachondeo reseteado

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