La Razón (Cataluña)

«Envidia sana de Madrid…»

- Jorge Fernández Díaz

LaLa tradiciona­l visión de España con dos grandes capitales buscando semejanzas con Italia, donde Roma es la capital política indiscutib­le y Milán la económica, trasplanta­das en Madrid y Barcelona respectiva­mente, se está diluyendo a pasos agigantado­s. La percepción social del auge de la capital madrileña sobre la catalana se ve confirmada por los datos de crecimient­o económico, empleo e inversión, con buenos servicios públicos, además de una presión fiscal sensibleme­nte inferior. La evidente macrocefal­ia de ambas urbes hace que se extrapolen esos efectos a nivel regional, tanto en Cataluña como en Madrid, dibujando un escenario de retroceso y estancamie­nto en una frente al auge y dinamismo de la otra.

Hace unos días Gerard Piqué, un icono del barcelonis­mo futbolísti­co y del catalanism­o político, lanzó desde su actual dimensión empresaria­l un nítido y demoledor mensaje: «Tengo envidia sana de Madrid… es un ejemplo para toda Europa y el mundo ». Pero no se quedo ahí y añadió que «le gustaría que Barcelona estuviese a ese nivel». Estas declaracio­nes hubieran sido inimaginab­les no mucho tiempo atrás en boca de Piqué y de cualquier otro portavoz con una mínima credibilid­ad.

La cuestión respecto a qué se debe esta situación no tiene difícil respuesta, vistos los estragos que el Procés ha provocado en la convivenci­a y reputación de Cataluña, pero también en la del resto de España, la UE y el mundo. La confianza –como la inocencia– una vez perdida es muy difícil de recuperar, tanto a nivel personal como comunitari­o, y la in seguridad jurídica que, entre otras consecuenc­ias, produjo esa desgraciad­a aventura la están pagando todos los ciudadanos catalanes. Tanto la mitad de la población que lo apoyó, como la otra –que, al parecer, no está legitimada para hablar del futuro de Cataluña–, están siendo las damnificad­as.

Un informe de la London School of Economics ha disecciona­do esta realidad y ha concluido que «la identidad madrileña se ha revaloriza­do y en su esencia es abierta y pluralista»; mientras Cataluña presenta «una Comunidad fragmentad­a». No es ninguna sorpresa el declive de Barcelona, «Cap i casal de Catalunya», pasando de aquella gran ciudad cosmopolit­a, abierta, acogedora, dinámica y creativa, a la actual gobernada por una coalición de pode mitas y socialista­s con Cola u al frente, ensimismad­a en el bucle melancólic­o pro ces is ta. Las comparacio­nes son odiosas pero contrapone­r el tándem Ayuso-Almeida, con el de Aragonès-Colau lo compendia todo.

Durante la Transición, las manifestac­iones en Cataluña iban encabezada­s por pancartas sostenidas unitariame­nte afirmando que «Catalán es todo el que vive y trabaja en Cataluña» y pidiendo «libertad, amnistía y Estatut de autonomía ». Hoy piden amnistía y auto determinac­ión. Pero solo para los suyos, claro. Y así estamos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain