La Razón (Cataluña)

«Sólo queríamos que estuvieran a salvo»

► Justyna está acusada de tráfico de personas por socorrer a dos iraquíes

- T. Aroche.

Las ONGy los grupos de voluntario­s que se organizan para ofrecer ayuda en la frontera recalcan constantem­ente los límites a los que se enfrentan auxiliando a los migrantes en cualquier punto del país .« Sabíamosal­oque nos podríamos enfrentar », comenta JustynaWol ni ewiczWrabe­c,ellay su marido esperan un juicio por ayudar a dos migrantes al transporta­r los en su coche .« Mi marido y yo volvíamos de Hajnówka, fuimos allí a dejar víveres y ropa, de repente vimos a dos personas caminandoa­l lado dela carretera. No nos lo pensamos, tenía mosquea yudarlos»com en taWol ni ewicz. Subieron a su coche a las dos personas de nacionalid­ad iraquí, unos pocos minutos después la Policía les dió el alto. «Vieron a dos pasajeros de piel oscura en la parte de atrás del coche y les hicieron preguntas en polaco. Por supuesto, no contesta ron nada. Inmediatam­ente después avisaron a la Guardia de Fronteras que llegó a los diez minutos », narraWol ni ewicz. Mientras esperaban, cuenta que se arrodilló frente a los policías pidiendo compasión para las dos personas. «Fueron inflexible­s», dice. «Se los llevaron, la Policía se ocupó de nosotros y nos trasladaro­n a la comisaría de Hajnówka». Hasta 4.000 migrantes se encuentran en la frontera con Polonia, en territorio Bielorruso. La gran mayoría vienen de Irak, Siria, Yemen, pero también de varios países de África. Llegaron a Mi nskenvue los comerciale­s y con la promesa de un traslado fácil a territorio comunitari­o, algunos pagaron hasta 3.000 euros por el viaje. «Apenas nos dió tiempo de hablar con ellos. Sé que eran de Irak. Muy jóvenes, uno parecía adolescent­e. Estaban en mal estado físico y mental, el más joven no paraba de llorar. No sé lo que les ocurrió después de ser detenidos. Probableme­nte fueron empuja dos inmediatam­ente de vuelta a Bielorrusi­a, es lo que ocurre ahora con todos los refugiados que no van al hospital», comenta emocionada Wolniewicz. Ella y su marido estuvieron esposados por la espalda cuatro horas al llegar a comisaría. Wolniewicz fue sometida a un registro corporal desnuda «a mi marido no se lo hicieron », asegura.« Nos quitaron los móviles y no nos los devolviero­n. Pasamos una noche en la celda y por la mañana tuvimos un interrogat­orio en presencia de un abogado. Tomaron todos nuestros datos y estamos a la espera de la decisión del juez », dice. Se les acusa de asistencia en el tráfico de personas.

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