Europa no es (aún) una fortaleza
► Bruselas se abre a la financiación de muros y vallas en las fronteras exteriores bajo presión migratoria como la polaca
Desde los 90, se han construido 1.000 kilómetros de vallas fronterizas, seis Muros de Berlín
LaLa trágica situación en la frontera polaca, con miles de personas abandonadas a su suerte y utilizadas como chantaje político por parte el régimen bielorruso de Aleksandr Lukanhenko, ha reabierto el debate sobre la necesidad de blindar las fronteras europeas e incluso la posibilidad de que estas infraestructuras sean financiadas con dinero comunitario. Según el informe realizado por el Centro de Estudios para la paz en 2018, en los últimos 30 años los países europeos y los miembros del espacio Schengen han construido un total de 1.000 kilómetros de vallas, el equivalente a seis veces el Muro de Berlín.
El país pionero en la construcción de estas infraestructuras fue España en los 90 para protegerse de los flujos migratorios procedentes de Marruecos y el gran momento de inflexión hacía la Europa como fortaleza se produjo en el año 2015, con la crisis de refugiados sirios y el cerrojazo de las fronteras en los países del Este para cerrar la denominada ruta de los Balcanes. Esto acabó causando que Alemania abriera sus fronteras y acogiera a un millón de sirios. Pero el fracaso de la canciller Angela Merkel,- y del ejecutivo comunitario de Jean Claude Juncker- a la hora de reformar el sistema de asilo europeo y poner en marcha el reparto de refugiados entre los países europeos, a través de un sistema de cuotas obligatorias, ha llevado a que, hasta el momento, el único punto en común entre las cancillerías del Norte y Sur y Este Oeste del club sea el blindaje de fronteras.
Aunque Frontex, la agencia de fronteras europea, llevaba operativa desde el año 2005, es a partir de 2015 cuando se incrementa su presupuesto desde lo 95 millones anuales en esa fecha hasta los 1.800 anuales entre 2021 y 2027. En octubre de 2016 se amplió su mandato que fue reforzado en noviembre de 2019 con el objetivo de que en el año 2027 haya un cuerpo de 10.000 guardias fronterizos (3.000 directamente empleados por la agencia y el resto, efectivos de los Estados miembros) que se encarguen de asistir a los países europeos en la vigilancia de fronteras y la devolución de los inmigrantes ilegales. A pesar de esto, la gestión de las fronteras sigue siendo una competencia nacional y Frontex sólo puede desplegarse si lo pide el país. España no quiso recurrir a la agencia en su última crisis con Marruecos y Polonia ha preferido movilizar a su Ejército.
Entre 1990 y 2017, el estudio antes citado contabiliza la construcción de 15 muros en los países europeos, la zona Schengen y Macedonia en sus límites con Grecia. España selló sus fronteras de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla en 1993 y 1996 respectivamente (en 2005 se instalaron cuchillas que fueron retiradas entre 2019 y 2020 y sustituidas por barrotes semicirculares en forma de peine y verjas más altas); Grecia construyó su valla con Turquía en 1996; Bulgaria, Hungría, Macedonia, Austria y Eslovenia imitaron este modelo en 2015; el entonces socio europeo
Reino Unido hizo lo propio en su frontera con el puerto de Calais (Francia) el mismo año y Letonia, Noruega, Estonia y Lituania también decidieron levantar fronteras para protegerse de Rusia durante los años 2015 a 2017, aunque en su caso no sólo para resguardarse de los flujos migratorios sino también de las amenazas expansionistas del presidente Vladimir Putin tras la anexión ilegal de la península de Crimea en 2014.
Este listado queda obsoleto ya que el Senado polaco aprobó en octubre la construcción de un muro en la frontera con Bielorrusia de una extensión de 100 kilómetros y cuyo precio asciende a 353 millones de euros. Además, Lituania ha empezado la construcción de una barrera de cuatro metros también en sus lindes con Bielorrusia y ya están instaladas las primeras concertinas. Se espera que los primeros 100 kilómetros (de un total de 400) estén finalizados a finales de este año.
En la cumbre europea de octubre la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen dejó claro que la UE no financiará alambradas con púas ni vallas con cargo al presupuesto comunitario y recordó que ya existen partidas para la gestión de fronteras que incluyen medios electrónicos, personal e infraestructuras. Este «no» llegó después de que doce países –Austria, Bulgaria, Chipre, Chequia, Dinamarca, Estonia, Grecia, Hungría, Lituania, Letonia, Polonia y Eslovaquia– hubiesen pedido en una carta a Bruselas dinero europeo contante y sonante para «barreras físicas» .
En apenas unas semanas, con la crisis polaca como telón de fondo, la discusión parece dirigirse hacía el sentido contrario. El presidente del Consejo, Charles Michel, abrió este miércoles desde Varsovia, la posibilidad de una financiación.