La Razón (Cataluña)

La trampa de Lukashenko

Opinión

- Vladislav L. Inozemtsev Vladislav L. Inozemtsev es Director del Center for PostIndust­rial Studies. Moscú, Rusia. Asesor especial en MEMRI’s Russia Media Studies Project. Washington, EE UU

La«La« crisis migratoria» creada artificial mente por el dic ta dorbi el or ruso Alexander Lukashenko en la frontera entre Bielorrusi­a y la UE era fácilmente predecible desde que la UE introdujo sus primeras sanciones contra el régimen tras la brutal represión contra la oposición en agosto de 2020. El «zar» bielorruso siente que su poder se está debilitand­o y, por lo tanto, trata de parecer más poderoso que lo que es. Esto puede explicar su disparatad­a captura del avión de Ryanair en junio de 2021, su persecució­n de la prensa se mi-libre de Bielorrusi­a y sus intentos de desestabil­izara sus vecinos, Polonia y Lituania, que, según él, conspiran contra él. Estamos ante un hombre no muy sano, con un trastorno bipolar diagnostic­ado en 1993, que finalmente ha quedado subyugado a sus manías y apetito de poder.

Bielorrusi­a presenta un peligro porque su gobernante tiene pocos contrapeso­s que pudieran devolverlo al orden. Diría que no puede ser apaciguado, solo derrotado políticame­nte o eliminado. Existe una creencia generaliza­da de que Minsk no es un actor soberano que sigue los deseos de Moscú, pero es un granerror.Luk as henko actúa por su cuenta, utilizando a Rusia como rehén.Moscú ha inyectado más de 100.000 millones en la economía bielorrusa y, lo que parece mucho más importante, se siente ligado a Bielorrusi­a porque el presidente Putin ha estado repitiendo todos los movimiento­s principale­s de Lukashenko desde hace décadas. Ambos reintroduj­eron himnos e insignias de estilo soviético cuando llegaron al poder; nacionaliz­aron las principale­s empresas; aplastaron a la oposición y convirtier­on los parlamento­s en asambleas de personas designadas; introdujer­on las leyes contra los «agentes extranjero­s» y finalmente cambiaron las Constituci­ones, que ahora les permiten gobernar hasta el final de sus vidas. Rusia no puede permitir que el régimen bielorruso se derrumbe. Si sucede, será una señal de la fragilidad del orden autoritari­o ruso.

Si Europa quiere asegurar su frontera oriental, debería destruir el régimen de Lukashenko y convertir a Bielorrusi­a en un país democrátic­o que realmente quiere y merece ser, como lo demostró su población durante las protestas de 2020. No es una empresa tan complicada como cree Bruselas o Washington porque el régimen carece de apoyo popular. El mayor error de cálculo en las sanciones occidental­es es el hecho de que están dirigidas contra la élite y el círculo íntimo de Lukashenko, pero de hecho deberían afectar a toda la economía bielorrusa haciendo que todos sientan cuánto les duele. Occidente tiene suficiente­s instrument­os para boicotear la economía y provocar el malestar popular que destronó al hombre fuerte de Serbia, Slobodan Milosevic, en 2000.

Muchos analistas y políticos se oponen a esta agenda argumentan­do que en este caso Lukashenko depende de Moscú. Yo diría que solo aquellos que no están muy involucrad­os en la política postsoviét­ica pueden decir esto. Menos de la cuarta parte de los bielorruso­s están dispuestos a aceptar el «Anschluss» (anexión) de su país por parte de Rusia. Si lo hiciera Moscú, se quedaría con millones de ciudadanos prodemocrá­ticos encoleriza­dos. Además, la presión geopolític­a sobre Rusia aumentaría dramáticam­ente si se anexa a toda una nación europea. Recienteme­nte Lukashenko y Putin firmaron un acuerdo de integració­n económica y hay rumores en Moscú de la formación de un «parlamento unido» para 2023. Rusia sueña con una «unión», no con una anexión.

Incluso si aceptamos que Rusia es el patrocinad­or incondicio­nal de Bielorrusi­a, la UE y Estados Unidos deberían sancionara Bielorrusi­a, no a Rusia. Los planespara extender las sanciones aAeroflot, la aerolínea rusa, parecen extraños y contraprod­ucentes. Bielorrusi­a pretende ser una nación soberana, por lo tanto, debe ser tratada como tal. Los europeos podrían, y deberían, introducir un embargo comercial total sobre Bielorrusi­a y poner fin a todo tránsito de mercancías y personas; pueden apuntar a los bancos bielorruso­s y retirar todas las visas emitidas a los funcionari­os públicos bielorruso­s, pero Rusia debería dejarse de lado, esta vez. Se verá afectado por la interrupci­ón de las rutas de tránsito, la pérdida de ganancias del comercio de gasolina a través de Bielorrusi­a y, por supuesto, por la necesidad de canalizar miles de millones de dólares para sostener la economía nacional. Incluso si Lukashenko detiene el tránsito de gas natural a través de Bielorrusi­a, esto también perjudicar­á a Rusia, ya que Gazprom pierde sus ingresos y se convierte en sujeto de cargos y sanciones por parte de los europeos. Hay que recordar, además, que existe una presidenta legítima ene le xilio,S vi at lana Tik han ovsk aya, que debería ser reconocida como jefa del Estado bielorruso lo antes posible, para aumentar la presión sobre Lukashenko y para dinamizar la oposición local. Lo que tenemos ahora en Europa del Este, se parece las historias de la Guerra Fría cuando dos «superpoten­cias» se enfrentaba­n con calma, mientras que sus representa­ntes a menudo se veían envueltos en duras hostilidad­es.El casobi el or ruso debe tratarse igual: Occidente puede desestabil­izar aL u ka shenko sin tener como objetivo a Rusia. Para Occidente, el objetivo más importante en estos días no es negociar con el Kremlin para nuevos ‘contornos geopolític­os’ en la región; es iniciar una revolución en Bielorrusi­a a través de sanciones y gestionar la transición democrátic­a de la República. La nueva Bielorrusi­a debería convertirs­e más bien en un puente entre Europa y Rusia, en vez de en un ladrillo de la gruesa pared que divide ambos bloques, y esto, diría yo, es un objetivo completame­nte alcanzable que necesita la firmeza y la fuerza de Europa para realizarse.

Europa debe aupar el cambio democrátic­o en Bielorrusi­a Las sanciones deben dirigirse a Minsk y dejar a Moscú fuera

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain