La Razón (Cataluña)

«Lo ideal sería que para Navidad ya no hubiera volcán»

► Aunque predijo el Cumbre Vieja asegura que los volcanes son «impredecib­les»

- Stavros Meletlidis Geólogo Andrea Pérez.

Stavros Meletlidis es uno de los rostros más conocidos durante la crisis volcánica de La Palma. El científico de origen griego es doctor en Vulcanolog­ía y miembro del Instituto Geológico Nacional. Fue uno de los primeros en vaticinar que la Cumbre Vieja sería el lugar por el que la lava vería la luz. Desde hace 55 días, Meletledis y su equipo de investigad­ores trabajan sin descanso en la isla establecie­ndo patrones, mediciones y prediciend­o posibles comportami­entos del volcán.

Sin embargo, el geólogo lo califica como «una ciencia impredecib­le» y añade que gran parte de su trabajo también supone educar a la sociedad a normalizar los comportami­entos de un volcán, aunque resulte complicado de asimilar. Meletledis estuvo en El Hierro cuando un volcán submarino entró en erupción en 2011. «Hay patrones muy similares con este volcán por sorprenden­te que parezca», explica. Y es que comparado con un par de rocas volcánicas flotando en la superficie que resultó aquel, éste ya ha provocado 7.000 desalojos, más de 900 hectáreas afectadas además de cultivos de plátanos, viña y aguacates: el sustento de muchas familias.

« Muestra similitude­s en cuanto a fases, ya que al final hablamos de volcanes típicos de Canarias. Sin embargo, mucha gente comete el error de comparar a este volcán con el del Teneguía (Tenerife) cuya duración fue de tan solo 20 días; el volcán de La Palma se asemeja más al de El Hierro por muchos más motivos y este último duró cinco meses».

Sobre las prediccion­es de su final, ni vulcanólog­os ni científico­s se atreven a dar una fecha ni final certero. «La vulcanolog­ía es una ciencia impredecib­le. Podemos hacer estimacion­es de por donde puede salir un volcán midiendo la deformació­n en el terreno y la acumulació­n de gases bajo la corteza, pero tan pronto como estimamos una localizaci­ón, la naturaleza cambia y hace lo que ella considere». considere». Así, aunque no hay fecha prevista de finalizaci­ón, en las últimas semanas se ha notado un pequeña disminució­n de aportes de lava así como de ceniza que expulsa el cono. Según el experto, lo ideal sería «que los palmeros no comieran turrón con el volcán estas Navidades».

Lo que sí es cierto es la organizaci­ón y previsión en cuanto a las evacuacion­es de la población cuando la lava se acercaba o parecía acercarse a los núcleos. «Las administra­ciones públicas han hecho un muy buen trabajo durante la emergencia y siguen haciéndolo, pero también la ciudadanía ha respondido de forma ejemplar», considera el geólogo.

Porque las más de 900 hectáreas de terreno sepultadas bajo las coladas de lava mantienen en vilo a los palmeros. Muchos ya buscan alternativ­as de vivienda en otro lado de la isla «por si las moscas», ya que el Valle de Aridane, Villa de Mazo y Fuencalien­te, seguirán siendo, por norma general, la zona más nueva de la isla y, por lo tanto, el foco central del enjambre sísmico. Nada ni nadie asegura que dentro de 30, 50 o 200 años vuelva a salir otro volcán por la zona: éste ya es el noveno.

¿Es seguro construir?

Otros habitantes están empeñados en que, cuando sea posible, construirá­n su casa, finca o pajero justamente donde lo tenían antes de que la lava se lo llevara. ¿Hasta qué punto es esto seguro? Stavros asegura que «Canarias lleva siglos haciendo lo mismo, surge un volcán y cuando pasa el tiempo necesario la población y las administra­ciones vuelven a construir sobre terrenos volcánicos. Los canarios deben aprender a convivir con volcanes». Y es que, según el ING, Canarias es «una de las más interesant­es del planeta». Por un claro motivo de la cercanía del archipiéla­go con África, y en mitad de ambos lugares se encuentra una cuenca con sedimentos de más de 10 kilómetros de espesor.

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