La Razón (Cataluña)

El sector del motor clama por el veto a la combustión en 2035

► «Es muy fácil firmar protocolos, pero no llegamos», afirman los constructo­res Piden apostar por alternativ­as a la electricid­ad, como los biocombust­ibles o los sintéticos

- Carlos de Miguel.

ElEl sector del motor clama en toda Europa, en España en particular, contra los plazos para la electrific­ación. «Es muy fácil firmar protocolos que no se van a cumplir. En el mundo actual, es impensable que los motores de combustión vayan a dejar de fabricarse en el año 2035», es la opinión de varios directivos del automóvil acerca de las recomendac­iones de la Cumbre del Clima que propone adelantar cinco años, al 2035, la prohibició­n de vender furgonetas y vehículos nuevos con motores de combustión.

La declaració­n de la Conferenci­a Mundial sobre el Clima (COP26) firmada en la ciudad escocesa estipula que la venta de coches de combustión interna debe terminar en los principale­s mercados a más tardar en 2035 y a nivel mundial en 2040. Los gobiernos firmantes fueron instados a «trabajar» para alcanzar este objetivo. El denominado Acuerdo de Glasgow sobre Emisión Cero de Vehículos lleva la rúbrica de un centenar de empresas empresas y países. Pero, en opinión del sector del automóvil, estas rúbricas no son representa­tivas.

En opinión de los analistas del sector, ninguno de los países firmantes tiene una industria del motor potente y esta medida restrictiv­a propuesta en Glasgow no afectará a sus economías. Es significat­ivo, por el contrario, la potencia de los países que han decidido no suscribir el acuerdo: los tres mayores mercados del mundo, como son Estados Unidos., China y Japón, y los cuatro mayores fabriuna cantes de Europa, como son Alemania, Italia, Francia y España.

En contraste con esta postura, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfic­o han declarado que «España ya tiene este trabajo hecho», y que «la ley de cambio climático establece 2040 como el tope para las ventas de coches que no sean de emisiones cero», pero que la norma contempla que «automática­mente se modifique esa fecha y se establezca 2035 si es lo que acuerdan finalmente todas las institucio­nes europeas».

Un reto imposible

A pesar de que el acuerdo ha sido firmado por once fabricante­s de automóvile­s, entre los cuales figuran algunos grandes grupos como General Motors, Ford, Mercedes Benz, Volvo o Jaguar Land Rover, la realidad es que muy pocos creen que podrán asumir los compromiso­s del acuerdo. Un texto que, por otra parte, solo supone una carta de intencione­s, sin obligatori­edad en su cumplimien­to. Argumentan además que los datos facilitado­s por la Cumbre son falsos. Se afirma que el transporte representa quinta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernader­o, de las cuales el 89% correspond­e al transporte por carretera. Según los estudios de impacto ambiental, el transporte por carretera, tanto de turismos como de camiones y otros vehículos, solo representa el 14% del total de las emisiones. Están muy por encima de esta cifra otro tipo de transporte­s, como la aviación o la navegación. Los barcos, además, no utilizan combustibl­es refinados como los vehículos y sus residuos son mucho más nocivos.

Por otra parte, dudan de que la utilizació­n de coches únicamente eléctricos pueda reducir la contaminac­ión en los niveles que propone la Cumbre del Clima, ya que no se tiene en cuenta el origen de la energía eléctrica necesaria para recargar los automóvile­s. El protocolo a firmar no asegura que el origen de la electricid­ad sea limpio y podría suceder que, si proviene de centrales de carbón o de otros combustibl­es, el descenso de gases nocivos a la atmósfera fuera inapreciab­le. Por el momento, la energía de origen eólico o solar es

España pretende pasar de los 90.000 electrific­ados actuales a cinco millones en 2030

La industria pide que las emisiones no se midan solo en el tubo de escape sino en todo el proceso

incapaz de hacer frente a una demanda masiva de millones de coches que se enchufen cada día. Y algunos países, como por ejemplo España, renunció en su momento a las centrales nucleares, que, ahora, podrían ser una solución.

Por otra parte, los fabricante­s no quieren renunciar a una buena parte de sus ventas mundiales. «Una cosa es plantear esta alternativ­a en países desarrolla­dos, que pueden tener una buena infraestru­ctura eléctrica, y otra muy diferente es hacerlo en países del segundo o tercer mundo. Es impensable que en un plazo de menos de quince años amplias zonas de África, Suramérica, o grandes países como India o China se encuentren totalmente electrific­adas. Y seguirán necesitand­o medios de transporte por carretera y automóvile­s para desplazars­e. Ningún fabricante del mundo va a renunciar a abastecer a estos mercados, que representa­n muchos millones de vehículos », argumentan fuentes de los fabricante­s.

Aunque la Unión Europea, en especial los países del norte, apuesta por el vehículo eléctrico para descarboni­zar el parque móvil, fabricante­s, petroleras y expertos del sector se inclinan por la investigac­ión de nuevas tecnología­s, como los combustibl­es sintéticos, para garantizar el éxito de la transición. Precisamen­te, Porsche ya tiene avanzados estudios sobre este tema y está desarrolla­ndo un programa tecnológic­o en Brasil.

En España, la Ley de Energía y Clima establece que no más tarde de 2040, turismos y comerciale­s ligeros de uso privado tendrán que ser de cero emisiones y se pretende que en 2030 haya en España cinco millones de coches electrific­ados, frente a los 90.000 que hay actualment­e. Algo imposible.

Tal y como está la regulación y el estado de la tecnología, se impone la electrific­ación, pero de aquí a unos años pueden aparecer otras tecnología­s y sería interesant­e que las emisiones no se midieran en el tubo de escape, sino que se tuviera en cuenta todo el ciclo de producción, según la directora de Industria y Medio Ambiente de la asociación de fabricante­s Anfac, Arancha García. «Los fabricante­s apostamos por poder contar con todas las tecnología­s para cumplir los compromiso­s. Si cambiara la regulación o se plantearan otro tipo de objetivos, podrían entrar otras derivadas, como los biocombust­ibles o los combustibl­es sintéticos», opina García.

Y es que los expertos creen que no se puede conseguir un objetivo tan difícil de cumplir con una sola alternativ­a. Sería necesario coordinar todas las opciones presentes y futuras y que el consumidor decida. «Hay que respetar el principio de neutralida­d tecnológic­a» en opinión del director Asociación de Operadores Petrolífer­os, Andreu Puñet. Frente a la teoría de que descarboni­zación es electrific­ación, parece que hay una oposición al empleo de otras alternativ­as de futuro como la de los biocombust­ibles, que se elaboran con residuos, y los combustibl­es sintéticos, que se fabrican con CO2 capturado, siendo, en ambos casos, cero emisiones netas, ya que para su producción capturan el equivalent­e de lo que emiten durante su uso.

Otra ventaja de estos biocombust­ibles es que pueden usar las infraestru­cturas existentes: red de transporte, gasolinera­s y vehículos actuales, mientras que la electrific­ación como alternativ­a única obligará a renovar un parque de 24 millones de unidades en España y a construir una red de recarga, lo que es un proceso lento de ejecución y costoso económicam­ente.

Según los fabricante­s, para que España alcance el objetivo de 5 millones de vehículos eléctricos en 2030 habría que contar con unos 340.000 puntos públicos de recarga eléctrica, según los estudios de Anfac, la asociación de fabricante­s. Pero, a falta de un mes para terminar 2021, solo hay 10.000 puntos de recarga rápida. Aún suponiendo que se alcanzarán las cifras, algo poco probable, gran parte de los coches que circularán en 2030 habrán sido comprados años antes y con motor de combustión y es aquí donde los combustibl­es sintéticos o biocombust­ibles pueden ser una solución muy a tener en cuenta para garantizar la sostenibil­idad a medio plazo. Porque la realidad es que los 270 millones de turismos que hoy circulan en los países de la UE no se pueden sustituir de la noche a la mañana.

Y es que tal vez la solución está en el hidrógeno y la pila de combustibl­e, tecnología que han desarrolla­do especialme­nte las marcas asiáticas. No es por casualidad que solo tienen coches de este tipo a la venta las coreanas Hyundai y Kiaylajapo­nesa Toyota. El desarrollo de los coches con pila de hidrógeno cambiará el panorama con más kilometraj­e y mayor facilidad de carga.

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El Gobierno asegura que España está lista para adelantar el proceso a 2035, pero la electrific­ación va retrasada
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