Maduro busca legitimarse en las elecciones regionales
►La desmovilización de la oposición venezolana por la sospecha de la falta de garantías anticipa una victoria arrolladora del chavismo
HoyHoy se escogerán en Venezuela los próximos23 gobernador es y 335 alcaldes de todo el país, además de sus respectivos cuerpos legislativos, en una elección que no ha dejado de estar calificada como poco democrática por buena parte de la oposición del país. Se trata de los primeros comicios de una lenta recuperación del camino electoral, con los principales partidos opositores participando en la contienda después de cinco años optando por la abstención como modo de protesta. La jornada está siendo guiada por una autoridad electoral escogida este año y que incluye a dos opositores entre sus cinco directivos, parte de la llamada re institucionaliza cióndelvo toen Venezuela que también incluye la presencia de observadores internacionales de la Unión Europea, el Centro Carter y de una misión de expertos de Naciones Unidas.
Dos factores han marcado esta ocasión. Por una parte, el regreso de «la manito», la tarjeta electoral de la Mesa de la Unidad opositora que fue el instrumento de votación más votado en la historia electoral del país cuando el chavismo salió vapuleado en las parlamentarias de 2015. Un año después, el Tribunal Supremo la prohibió. Ahora la ha rehabilitado pero ya no tendrá el mismo peso debido a la división opositora. Es la tarjeta de la Unidad, pero le suma votos a una de las cuatro alianzas opositoras en competencia. La usan los partidos más grandes, los de la oposición tradicional encabezada por el llamado G4 (por los cuatro grandes partidos que la conforman), de la que forman parte Juan Guaidó –que se ha ausentado de la campaña por no creer en su importancia– y Henrique Capriles, que ha insistido en llamar a votar y reorganizar la unidad de cara a próximos escenarios electorales. Pero en el tarjetón electoral aparecerán más opciones, como la «Alianza Democrática», un conjunto de partidos políticos que reniegan del liderazgo opositor tradicional y el llamado gobierno interino; y que incluye a figuras nacionales como Henri Falcón pero también a partidos intervenidos judicialmente y «robados» a sus autoridades para ser entregados a opositores «más blandos» con Maduro.
Por otra parte, compita una coaliciónopositora independiente que busca abrirse un camino propio. Y además el chavismo disidente se refugia en los símbolos del Partido Comunista, siendo el grupo más castigado, censurados en medios oficiales, y víctimas de más del 50% de las inhabilitaciones políticas para esta puja.
Todo ello, además, en medio de una diatriba aún no resuelta sobre si votar vale la pena o no. Juan Guaidó, María Corina Machado, Antonio Ledezma y otros líderes opositores han dicho que unas regionales como las planteadas, sin condiciones plenamente democráticas, abonarán al huerto de la propaganda oficial pero no le resolverán problemas a la gente.
En el chavismo el panorama es más monolítico, con una alianza de partidos construida alrededor de Nicolás Maduro que se espera salga favorecida con la mayoría de los cargos aprovechando la división opositora, el abuso de poder en campaña y los mecanismos de control social, amen de la ausencia de buena parte del electorado opositor que se calcula emigró del país en más de un 20%. El país es el segundo con mayor número de migrantes, con al menos 6 millones de personas, de los cuales se calcula que 4 millones son electores registrados.
Así, y pesar de la evaluación negativa que tiene el chavismo, las principales encuestadoras vaticinan un triunfo del oficialismo en más de 75% de los 3.000 cargos en disputa, con una reducida participación de entre 45 y 50 por ciento de electores en promedio nacional, mostrando números más alentadores en territorios donde la oposición lleva una apuesta fuerte, como Lara (Henri Falcón), Zulia (Manuel Rosales) o Táchira (Laidy Gómez). «Todo va a depender de la elevación de la participación política. El PSUV tiene un techo electoral limitado», estima Oswaldo Ramírez de la firma ORC Consultores. La encuestadora Datanálisis, en voz de su presidente Luis Vicente León, ha dicho que el oficialismo se alzará con al menos 17 de las 23 gobernaciones en disputa, con la oposición teniendo opción de triunfo en el resto, con Nueva Esparta, Miranda o Mérida entre las que pudieran mostrar resultados más cerrados. «El mapa político (tras las votaciones) es claramente rojo», apuntó el encuestador. En el resto de los estados, las divisiones opositores con incluso cuatro candidatos antichavistas en contienda, derrumban las posibilidades de triunfo. Lo mismo pasa en alcaldías importantes como las de Caracas y la de Maracaibo, la segunda ciudad más poblada del país.Los resultados pudieran mostrar una reconfiguración de liderazgos en la oposición, que tendrá impactos de cara a próximas elecciones, incluyendo las presidenciales que se espera para 2024 si no hay cambios hasta entonces. De igual forma, la mesa de negociación en México pudiera comenzar a sentir las presiones de incorporar a actores que hasta ahora no están allí sentados pero reciban un espaldarazo con votos. Las campañas electorales de todos los sectores han consistido principalmente en ofrecer que habrá agua por el grifo, en un país marcado por la escasez de gasolina, la hiperinflación y los altísimos niveles de pobreza. Incluso el chavismo hace tal promesa, al tiempo que ha disminuido el color rojo, la palabra «socialismo» y la imagen de Maduro en la propaganda de los candidatos.