La Razón (Cataluña)

Las últimas horas de Yunior en La Habana

► Tomó la decisión de irse a las 9 de la noche del 15-N. Llamó al Arzobispo y fue a la Embajada

- Goyo G. Maestro. MADRID

Yunior García Aguilera dice que no es un superhéroe ni un activista político, pero ha tenido el arrojo necesario para plantar cara, junto a decenas de colegas disidentes, a las autoridade­s de Cuba. Reconoce que ha tenido que pagar un precio alto, el del exilio, la incomprens­ión y el miedo. En apenas un año se había convertido en una de las figuras sobresalie­ntes del Grupo Archipiéla­go, que inspira a miles de personas en Cuba. El régimen neutralizó su casa con el envío de agentes de la seguridad y policías. La jornada de la Marcha Cívica del 15N, La Habana amaneció sin apenas actividad en las calles con muchos más agentes de policías de lo habitual vigilantes para evitar un estallido de manifestac­iones como las que se vivieron el 11 de julio. Quedan algunas incógnitas por conocer sobre su salida de Cuba. ¿Le invitó al Gobierno de la isla a marcharse? ¿Hubo una negociació­n con las autoridade­s españolas? Yunior ha dicho que tomó la decisión porque estaba «quebrado». El artista ha contado que visitó la embajada de España en La Habana «en previsión de que me detuvieran, porque siempre pensé que el 14 iba a terminar en una cárcel». Al darse cuenta de que la Policía se retiró de su casa por la noche y verse aún en libertad asumió que se había librado librado de prisión. Yunior explica que a las nueve de la noche tomó la determinac­ión de marcharse del país. Llamó al arzobispo de La Habana y le pidió perdón: «Tengo miedo de convertirm­e en un monstruo y que la rabia me termine ganando », contó el propio dramaturgo durante la rueda de prensa que ofreció el jueves en Madrid. «Me sentía como alguien que se está ahogando dentro de un estanque y ya no tiene opciones, lo que estaba viviendo me iba a aniquilar como persona. Por tanto necesitaba salir a tomar un poco de aire», explicó en una entrevista con LA RAZÓN horas más tarde. Así que el día 15 se acercó a la legación diplomátic­a española y le anunciaron que ya tenía el visa do concedido. El Gobierno cubano había decidido ponerle puente de planta para su salida del país. Así que, en un giro inesperado, optó por abandonar Cuba acompañado de su esposa Dayana Prieto. Con la ayuda de un grupo de amigos que le prestaron algunos dólares logró llegar al aeropuerto temiendo en todo momento que pudiera ser detenido, un temor que se disipó cuando por fin se subió a un vuelo de Iberia y despegó con destino a España el pasado martes. Para su exilio podría haber elegido Florida, destino de miles de cubanos exiliados desde hace décadas, pero Yunior optó por venir a España, de momento con una vista de turista por 90 días. La presencia de este dramaturgo de 39 años sigue la estela de innumerabl­es cubanos que abandonaro­n la isla con rumbo a España desde los ochenta.

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E. CIDONCHA El disidente cubano en la rueda de prensa del jueves en Madrid

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