La Razón (Cataluña)

Casado cae bien al PNV, sin más

«De Bellum luce»

- Carmen Morodo

LaLa dirección del PP ha empezado a intentar echar el lazo al PNV. Tienen abiertos buenos canales de diálogo, que antes ni siquiera existían, y una relación moderadame­nte buena, que incluso en los tiempos duros de la pandemia llegó a traducirse en algún que otro acuerdo puntual. No trascendió porque no era,ni es, políticame­nte correcto hacerlo público. No le viene bien a ninguna de las partes.

Esa relación de la derecha con el PNV se disolvió por la mala gestión que hizo Mariano Rajoy de los avisos, leales, de los nacionalis­tas vascos para que reaccionar­a a tiempo ante la moción de censura de Pedro Sánchez. Ahora Casado ha retomado esa vía, con su «dos», García Egea, como embajador principal. Y el líder popular no cae mal, pero «sin más». No hay posibilida­d de entendimie­nto político ni de acción concertada, ni ahora ni tras las próximas elecciones generales, y no ya porque el PNV no quiera, y sí porque en la ecuación entra, inevitable­mente, Santiago Abascal. Y no hará falta que el PNV vete la relación con un Gobierno del PP, porque en las condicione­s para ese Gobierno ya estará la línea roja de los de Vox de que se vete a los nacionalis­tas vascos. Vox ha planteado incluso su ilegalizac­ión.

Este contexto coloca el presente y el futuro de Pedro Sánchez en manos del acuerdo con PNV y ERC, con País Vasco y Cataluña. Por más que intente distraer la atención no tiene escapatori­a si quiere seguir en La Moncloa, y estos dos socios pondrán su precio encima de la mesa antes de que Sánchez vuelva a ponerse en campaña para unas generales.

La cuestión territoria­l reaparecer­á de nuevo en primera línea mediática cuando pasen los Presupuest­os y se acerque el tiempo electoral. No con órdagos que permitan al presidente del Gobierno lucirse y volver a dar un giro para acoplarse a sus intereses electorale­s del momento: el PNV tiene claro lo que quiere, y llegará el momento en el que Sánchez tendrá que gestionar la demanda de un nuevo Estatuto vasco, y a ver cómo lo presentan los catalanes, que supere el concepto de nacionalid­ad y blinde la condición de sujetos políticos con derechos propios.

El independen­tismo catalán jugó de farol y perdió. El PNV no irá al órdago, pero Sánchez tendrá mucho más difícil ganarles cuando empiece la partida.

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