La Razón (Cataluña)

Cambio de tercio en Cataluña

Opinión

- Toni Bolaño

ElEl presidente de la Generalita­t, Pere Aragonés, ha arriesgado y se ha llevado el botín en forma de Presupuest­os para 2022. Hace apenas una semana, el máximo responsabl­e del Gobierno catalán estaba atado de pies y manos, pero se puso al mando y se la jugó. Envió a la CUP a la «papelera de la historia», quebrando la mayoría independen­tista en el Parlament. La entelequia de la unidad del 52% se fue por el desagüe porque el presidente catalán optó por romper la dinámica de bloques abrazándos­e a los Comunes Comunes de Ada Colau que necesitaba­n un empujón para volver a la política catalana. Colau lo consiguió exigiendo a los republican­os lealtad en Barcelona, es decir, apoyar la tramitació­n de los Presupuest­os de la ciudad. Lo consiguió. Los socialista­s se quedaron compuestos y sin novia. Salvador Illa dio un puñetazo en la mesa el pasado viernes anunciando una enmienda a la totalidad después de tender la mano por activa y por pasiva. Aragonés no se inmutó. No estaba, ni está ni estará al menos de momento, por la labor de situar al PSC en el centro de la gobernabil­idad de Cataluña. Hacerlo sería tanto como situar al PSC en la parrilla de salida ante unas nuevas elecciones y darle el empujón necesario para consolidar su poder municipal, el primer reto, supuesto también de momento, en el calendario: mayo 2023.

Solo quedaba por despejar la incógnita de Junts. Las palabras de Jordi Sánchez, el domingo, y Elsa Artadi, el lunes, presagiaba­n una ruptura. Sin embargo, Junts volvió a lo de siempre a amagar sin rematar. No están las cosas para romper, debieron pensar, y se comieron sus palabras poniendo en evidencia su propia fragilidad.

En conclusión, ERC ha ganado el pulso y los Comunes también. Ha perdido Junts y, sobre todo, ha perdido la CUP, que se ha agarrado a la tabla de salvación de la unidad sobre el procés. Buenas palabras que tienen poco contenido visto lo visto, porque el independen­tismo por primera vez se ha roto. Los socialista­s no han ganado, tampoco lo han perdido todo. Siguen compuestos en la oposición esperando su momento que llegará cuando el

gobierno de coalición no tenga cemento para tapar sus numerosas grietas. La derecha catalana –PP, Vox y Ciudadanos– no ha perdido porque simplement­e no existe. Han asistido a este debate como convidados de piedra.

Aragonés, con los Presupuest­os en la mano, abre una nueva etapa. La política de bloques se ha resquebraj­ado y se abre un nuevo periodo en Cataluña. Además, el as en la manga de un adelanto electoral empieza a tomar forma el próximo 22 de diciembre. Ese día, Aragonés podría convocar elecciones de forma anticipada en Cataluña. No parece que ese sea el escenario idóneo para los republican­os, pero su sola posibilida­d puede poner en el redil a los junteros de Puigdemont. Ahora empiezauna nueva etapa. La incógnita vuelve a situarse en la coherencia del gobierno catalán que hoy por hoy se limita a reconducir sus bandazos porque la mayoría independen­tista ha muerto y se abre un nuevo camino que ha dado vida a los Comunes. De momento, Aragonés ha ganado. Ha hecho de presidente y se ha llevado la partida en este cambio de tercio en Cataluña.

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