«El ruido no es bueno»
ElEl presidente de la Xunta se refiere al ruido político, que suele ser el que de verdad resta horas de sueño a nuestros notables. En concreto, los populares andan en duermevela por la tangana a cuenta del liderazgo en el PP de la Comunidad de Madrid, que por lo visto es cosa crucial en la vida de los españoles. O al menos de unos cuantos españoles, en concreto de los tres o cuatro comensales que se sientan a esa mesa de poder, y los palafreneros correspondientes. Según Núñez Feijóo, con ese deje tan de su tierra, el debate Ayuso-Génova es una discusión «más de forma quede fondo ». Y ahí lo dejó. Entonces,la pendenciase comprende aún peor, porque el personal entiende que en el PP o no se hablan, o no vocalizan, o lo hacen bajo para que no se escuchen unos a otros o con indirectas como el chiste de Gila – «alguien ha matado a alguien», ya saben–. Cuestión de logopedas. Pablo Casado quería una orquesta afinada, sin solistas y sin ruido. La batuta dirige, elige la partitura y decide el tempo. Sin estridencias.
Acordes y cero desacuerdos. O sea, sin esa bulla que tanto incordia al oído delicado, singular y complejo del melómano genovés. Sin virtuosos ni individualidades ni espontaneidad, la melodía es monotonía. Sin alma. Y de ahí se desliza hacia la mediocridad y el muermo del hilo musical que suena, pero no se escucha, se confunde y se pierde. En Moncloa, mientras tanto, aplauden desde el palco a esta opereta de tres al cuarto muñida entre bastidores para convertir la filarmónica del PP madrileño en una banda municipal. Menos Mozart ymásPa quito el chocolate ro.