Todo depende de Múnich Domingo García
Primero fue Gavi; después, Nico. Y ahora es Demir el joven que se apunta a las alineaciones del Barcelona. El austriaco cedido por el Austria Viena para esta temporada apenas había tenido oportunidades en los últimos partidos de Koeman y tampoco le hizo hueco Sergi en su tiempo como interino.
Demir fue el recurso de Xavi para abrir el campo por la banda derecha. Como si fuera un carrilero, en teoría, aunque jugando por delante y a pierna cambiada. Es zurdo. Como Messi, y durante un fugaz momento el Camp Nou creyó ver de nuevo al argentino sobre el césped.
Fue en un contraataque, llegó hasta la esquina del área, levantó la cabeza y puso la pelota en el larguero. El gesto y la posición del cuerpo eran los de Leo. O al menos, los de un buen imitador. Un recurso más para el Barcelona en la búsqueda de su nuevo camino.
Fue una de las buenas noticias del Barcelona. La otra, los buenos minutos de Dembélé en el costado derecho del ataque azulgrana. Jugó sólo media hora, pero suficiente para que todo el peligro desde su entrada en el campo llegara por su lado.
Pero ninguno de los dos –ni el resto de sus compañeros– fueron capaces de asegurar el futuro del Barcelona en Europa.
Lo bueno para Xavi es que el equipo sigue dependiendo de sí mismo. Lo peor es que probablemente necesite una victoria contra el Bayern en Múnich para llegar a los octavos de final y no tener que jugar la consolación de la Liga Europa a partir de febrero. Puede ser la manera más corta de alcanzar un título, pero no es lo que se exige al Barcelona que pretende recuperar las raíces de Cruyff.
El Barcelona tiene dos puntos de ventaja sobre el Benfica, pero los ucranianos sólo han conseguido un punto –un empate a cero contra el equipo portugués en Kiev– y sólo han marcado un gol en los cinco partidos de la competición.
Si el Benfica no gana, el Barcelona está clasificado, pero no parece que pueda confiar en el Dinamo para seguir avanzando en la máxima competición continental. Lo único positivo para el Barcelona puede ser que el Bayern ya está clasificado como primero de grupo y no se juega nada más que el premio económico por ganar un partido más. Lo malo es que los alemanes no están acostumbrados a regalar nada.
El Barça necesita ganar al Bayern o que el Benfica no gane al Dinamo de Kiev para pasar