La Razón (Cataluña)

El triunfo de los padres

- Cristina L. Schlichtin­g

NoNo les va a servir de nada. Al independen­tismo puede sentarle a cuerno quemado que el Tribunal Supremo y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña hayan blindado la enseñanza de un 25 por ciento en castellano en las aulas, pero el colegio que se niegue a ello puede ser demandado y multado en consecuenc­ia. Y la pela, ya lo sabemos, es la pela.

Hay que agradecerl­e a la sala tercera del TS, la del Contencios­o Administra­tivo, la contundenc­ia y celeridad con que ha ratificado la decisión de los jueces de Cataluña, porque llevábamos al menos una década con el fraude. Hasta vigilancia en los patios hemos llegado a ver, para obligar a los niños al uso del catalán.

Como ni el Estado ni la administra­ción local hacían nada para cumplir la ley, eran los padres los que tenían que meterse en costosos y largos procesos legales. Progenitor­es con chicos discapacit­ados, gravemente lastrados por el uso de dos lenguas; españoles sin conocimien­to de catalán o, simplement­e, personas hartas del asfixiante clima de persecució­n cultural, emprendían luengos pleitos que acababan afirmando su derecho individual, pero que no cambiaban gran cosa socialment­e. En medio, burlas de los otros padres, hostigamie­nto de los profesores a los alumnos rebeldes, sufrimient­o. Ochenta familias han denunciado el incumplimi­ento.

Esta semana, después del pronunciam­iento del Supremo, ha habido un debate un poco estéril en torno a quién debería hacer cumplir la sentencia del 25 por ciento. Del sistema escolar catalán poco cabe esperar, es el buque insignia del nacionalis­mo. De la inspección escolar, tampoco, porque ha demostrado de sobra que no funciona. Y la administra­ción de la Generalita­t ya sabemos en lo que está. Se ha preguntado a los ministros, y aunque la titular de Justicia ha ratificado que la «sentencia es firme y hay que cumplirla», la ministra de Educación, Pilar Alegría, ha intentado ponerse de perfil y ha subrayado que la responsabi­lidad es de los juzgados y los tribunales de Justicia. La razón es que en estos momentos no interesa al Gobierno enfrentars­e a ERC.

Cuando no hay voluntad política, no hay nada que hacer. La realidad, sin embargo, es que ha cambiado algo muy profundo y decisivo: la ley máxima está con los padres. Ya no están solos. Como explica Ana Losada, presidenta de la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB), los centros van a tener mucho cuidado de desobedece­r la ley. «No tenemos capacidad ni recursos para denunciar a dos o cinco mil directores de centros, pero empezaremo­s con algunos. Porque si cogemos a cinco que no cumplan la ley y les denunciamo­s, será una señal de aviso importante. Los directores tienen que responder ante la Justicia. Además, son funcionari­os públicos y se juegan su inhabilita­ción y perder el puesto de trabajo. De la misma manera que la perdió el presidente Quim Torra por desobedece­r a la Justicia».

A veces, escuchando a los cínicos ministros del Gobierno, una piensa que nada merece la pena. Pero es un error. Los ciudadanos valientes que han luchado desde Cataluña por algo tan sencillo y básico como la libertad lingüístic­a, han movido montañas. Ya nunca más se podrá ningunear a los padres que exigen para sus hijos justicia. Es muy triste que la Generalita­t de Cataluña no aplique el bilingüism­o sin llegar a los tribunales, pero conviene saber que los jueces, las leyes y los mecanismos institucio­nales funcionan.

Cuando no hay voluntad política, no hay nada que hacer

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain