Llamemos a las cosas por su nombre: Ansiedad
El estigma de las enfermedades mentales sigue planeando sobre nuestra sociedad. ¿Cómo podemos aprender a convivir con ellas?
UnUn estigma ocurre cuando la sociedad percibe a una persona o un grupo de personas que comparten una misma característica de manera negativa. Esto pasa con las personas que sufren alguna enfermedad mental, que al compartir abiertamente que padecen un trastorno, se sienten juzgadas y se tienen que enfrentar a caras de sorpresa, comentarios fuera de lugar o, incluso, negativos. Por tanto, este estigma da lugar a una discriminación de los pacientes que perjudica considerablemente su recuperación. Esta percepción está tan arraigada en la sociedad que, muchas veces, son los propios pacientes quienes niegan que puedan estar sufriendo algún trastorno y prefieren no acudir a un profesional, por miedo al “¿qué dirán?”
Otros efectos nocivos derivados de esta discriminación son: la falta de comprensión por parte de familiares y allegados, discriminación laboral, escolar y social, falta de cobertura en seguros médicos (que no cubren tratamientos de enfermedades mentales) y la imposibilidad de quitar la etiqueta de “enfermo mental”.
Uno de los principales trastornos que nos afectan es la ansiedad. Según estudios de la OMS (Organización Mundial de la Salud), ya en 2017, una de cada cuatro personas sufría ansiedad. En 2018, se calculó que hasta un 29% de la población sufriría por lo menos una vez en la vida un trastorno de ansiedad y, para 2030 se prevé que será el principal problema de salud junto a la depresión y que afectará a más de 300 millones de personas. A pesar de estos datos, sigue siendo un trastorno en el que muchos de los pacientes no reciben un tratamiento adecuado. “La ansiedad es una enfermedad silenciosa que tiene un gran impacto en la calidad de vida de la persona que lo padece. Por ello, no debemos normalizar el problema ni restarle importancia. Es fundamental una detección precoz y un tratamiento médico de la ansiedad para evitar que aumente su gravedad y se cronifique”, comenta Luis Herrera, director médico de Schwabe Farma.
Convivir con la ansiedad: ¿qué es realmente?
Es importante destacar que la ansiedad, por sí misma, no es buena o mala, es una respuesta adaptativa y necesaria, ya que tiene la importante función de movilizarnos frente a situaciones que consideramos preocupantes en nuestro día a día. El problema viene cuando los síntomas surgen en ausencia de un riesgo o amenaza grave, y son de mucha intensidad durante un período de tiempo largo. Pero, ¿cuáles son estos síntomas?
- Preocupación excesiva: aparece de manera automática sin que prácticamente nos demos cuenta, escalando rápidamente el nivel de preocupación. - Sentimientos de agitación, agobio, inquietud o impaciencia: el cerebro cree que ha percibido un peligro y comienza a preparar el cuerpo para reaccionar ante la amenaza, pero es incapacitante si el miedo está solo en la cabeza de quien padece esta patología. - Sensación de fatiga o problemas para conciliar el sueño: puede ser una señal de un trastorno de ansiedad si va acompañada de preocupación excesiva. - Dificultad para concentrarse: la ansiedad puede interrumpir la memoria funcional, un tipo de memoria responsable de retener información a corto plazo. - Irritabilidad: especialmente cuando la ansiedad está en su etapa más crítica. - Tensión muscular: se pueden tensar los músculos de la mandíbula y los que rodean los ojos y la boca, así como los músculos del cuello y la espalda. - Dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido - Ataques de pánico: producen una sensación de miedo intensa y abrumadora que puede llegar a ser incapacitante. - Temores irracionales: miedos exagerados sobre cosas específicas, como a los espacios cerrados, a las alturas o a sufrir alguna lesión, que interfieren en la capacidad de una persona de funcionar normalmente.
Según nos explica Herrera, “estos sentimientos de ansiedad y pánico interfieren con las actividades diarias, son difíciles de controlar, son desproporcionados en comparación con el peligro real y pueden durar un largo tiempo. Por eso, debemos estar alerta ante los principales síntomas si vemos que esa ansiedad puntual se convierte en persistente y desproporcionada”.
¿Cómo combatir la ansiedad?
La ansiedad es un trastorno que debe ser diagnosticado por un especialista. Hay distintos grados dentro de esta patología y, por tanto, hay diferentes tipos de tratamientos que responden a las necesidades de cada uno de ellos. Hay que tener muy claro que en todos los casos hay un tratamiento, bien sea a través de terapia psicológica llevada a cabo por un profesional cualificado (especializado en atención clínica), o a través de medicamentos.
Igualmente, siempre es aconsejable llevar una vida sana con buenos hábitos. Comer sano, hacer deporte y dormir bien, son claves para conseguir que los tratamientos adoptados sean más eficaces.