Aquella casa de la infancia que marcó nuestras vidas
► Lola Mascarell teje una trama intimista alrededor de los hogares natales y el valor formativo de los recuerdos de infancia
El verano ha sido siempre una estación ligada a un ámbito literario de lúdica felicidad y luminoso gozo de vivir. Este período supone un alto en la cotidianidad que propicia el replanteamiento de actitudes vitales y la revisión de íntimas expectativas. Es lo que encontramos en «Nosotras ya no estaremos», la reciente novela de la poeta Lola Mascarell (Valencia, 1979), una historia de afectivas reminiscencias familiares teñidas de un nostálgico lirismo.
La protagonista acaba de estabilizar su situación profesional obteniendo una plaza de docente, a la vez que, desde ese acomodo personal, se entera de que sale a la venta la casa donde transcurrió durante la temporada estival parte de su niñez. Se instala en esa vivienda preparando una transacción comercial que en realidad no desea, intuyendo que ahí está, en la rememorada infancia, la clave de su actual personalidad. Se suceden así los recuerdos de los veraneos en aquella casa, cobrando estos un valor iniciático en la formación del temperamento y la percepción de la realidad. A través de la memoria asistimos a un ejercicio introspectivo sobre el aprendizaje de la vida: «Uno nunca sabe la cantidad de cosas que aprende sin darse cuenta. Tampoco las cosas que le han de dejar huella y las que no. Ni la consistencia que tendrán en su imaginación. Ni la planta que ocuparán en el profundo edificio del subconsciente». A modo de catarsis con tono autorreferencial se desarrolla un emotivo relato de secretos familiares, entrañables anécdotas y significativas evocaciones.
Jesús FERRER Lo mejor
La sensible sencillez que la escritora vuelca en una prosa de lírico realismo
Lo peor
Poco especialmente destacable dada la cuidada estructura estilística de la novela