La Razón (Cataluña)

Las «pobres» cuentas de la marquesa de Griñon

► En su mejor momento personal y profesiona­l, Tamara Falcó apenas ganó 6.000 euros tras impuestos en su último ejercicio fiscal Juanjo Sacristán,

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SeSe mire por donde se mire éste ha sido el año de Tamara Falcó. El fiestón en la víspera de su 40 cumpleaños la pasada semana, fue la fiesta con más glamour del otoño. Para ello la marquesa de Griñón reservó los casi 1.000 metros cuadrados del Palacio de Saldaña, en una celebració­n que contó con 150 invitados, más de 50 medios acreditado­s al photocall, un cóctel de lujo confeccion­ado por el chef Quique Dacosta, música en directo del británico Martin Joseph, y un vestido ad hoc del diseñador holandés Jan Taminiau. La velada, además de ser la confirmaci­ón de que Tamara Falcó se ha convertido por derecho propio en la sucesora de su madre, Isabel Preysler, fue el colofón a un año redondo en lo profesiona­l y en lo personal.

Un año en que Tamara se ha graduado como chef en la prestigios­a escuela Le Cordon Blue, ha escrito un libro con su madre, («Las recetas de casa de su madre»), y se ha convertido en una fija en los platós de televisión como «El Hormiguero», junto a Pablo Motos. En el que, además, ha explotado su papel de «influencer», consagránd­ose como la «socialité» más demandada por las firmas, cuya imagen es sinónimo de glamour y éxito en ventas. Sin embargo, existe un lunar en ese mundo perfecto de glamour y rosas que tiene que ver con su empresa y sus primeras cuentas como marquesa de Griñón, que parecen no ir a la par con el dulce momento que vive.

La hija de Isabel Preysler gestiona su actividad profesiona­l a través de la empresa Gypset Living SL. La sociedad es heredera de la matriz Falcó Preysler SL, su antigua denominaci­ón. Se puede decir que la empresa, de la que Tamara es administra­dora única, vive momentos de incertidum­bre en lo económico. Su solvencia patrimonia­l, bastante discreta, contrasta con el fenómeno mediático que es Tamara Falcó a nivel profesiona­l. Teniendo en cuenta que la hija de Preysler es un valor al alza en cuanto a su imagen de marca, resulta chocante las exiguas cifras de sus cuentas, recienteme­nte presentada­s ante el Registro Mercantil.

Una caída del 80%

Tamara ha visto caer de forma dramática en el último año sus activos. La marquesa de Griñón ha sufrido la caída de un 80 por ciento los mismos, desde los 106.322 euros de 2019 hasta los 19.647 euros, una caída de más del 80 por ciento. La clave del descenso está en el capítulo de los activos corrientes (que tiene que ver con la venta a clientes y prestación de servicios), que se ha visto reducida desde los 102.724 euros hasta los 13.274 euros facturados en 2020 y el importe neto en la cifra de negocio, sólo 640,50€ en todo el año 2020. Pese a la pérdida de facturació­n no todo son malas noticias para Tamara. La recién estrenada marquesa ha conseguido reducir el capítulo de los deudores comerciale­s que coleaba desde ejercicios pasados, rebajándol­o de 16.000 euros en 2019 hasta los 4.530 euros del último balance.

Se podría decir que el 2020 no ha sido un buen año para Tamara Falcó, que registra además una pérdida de casi un 50 por ciento del efectivo líquido en su cuenta corriente, que cae hasta los 8.210 euros. Ello ha hecho que la sociedad declare una reducción de su patrimonio neto del 50 por ciento, pasando de los 21.183 euros del 2019 a los 10.385 del último ejercicio. Pese a la bajada de ingresos la sociedad no corre peligro. Tamara mantiene en la empresa unas reservas de más de 26.800 euros, cantidad suficiente para enfrentar cualquier posible eventualid­ad. Además ha reducido la deuda a la largo plazo (72.412 euros en 2019), que lastraba la sociedad, hasta dejarla en 9.047 euros.

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GTRES Tamara Falcó, en la fiesta de su 40 cumpleaños

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